Hubo una época en la que podíamos decirle a los usuarios “fíjate si la extensión es .exe” para poder identificar si un adjunto en un e-mail era un virus o no, y eso ya era suficiente.
Claro, estamos hablando de una época anterior a muchas tecnologías y desarrollos de la actualidad. El smartphone, los procesos en segundo plano y la ejecución de código a través de un navegador aún no existían.
Pero volviendo al 2016 nos encontramos con la necesidad de entender cuales son los riesgos más escondidos, especialmente aquellos que tienen que ver con nuestra información privada, y la manipulación que algunas apps pueden hacer de ella. ¿Cómo me protejo?