Con el calor se experimenta extrema transpiración y cansancio, con el frío todos los músculos se tensan. En el primer caso, el del calor, no hay una quema de calorías, la sudoración es simplemente agua y minerales que el cuerpo pierde, no grasas.
En el caso del frío, la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, ha probado que es así, el frío quema grasas. Las células que almacenan grasa la transforman en calor automáticamente cuando el cuerpo siente bajas temperaturas facilitando la quema de calorías.
El calor sólo quema grasas cuando es generado desde adentro, es decir, cuando se da por una aceleración del metabolismo y esto es posible a través del ejercicio físico y los hábitos saludables de alimentación. Como hemos detallado en otras notas existen alimentos que aceleran el metabolismo naturalmente.
Claro esto parece una notica poco alentadora a puertas del verano en Argentina, pero también está comprobado que este comportamiento del cuerpo frente al frío se logra en los baños de agua fría, que además poseen grandes beneficios para el sistema inmunológico, el pelo y la piel. Éstos no deben ser realizados por niños, ancianos ni enfermos y no deben durar más de 3 minutos.
