Ninguna pareja que se ame desde el principio de una relación, y decida proyectar una vida junta (boda, casa, hijos, planes) piensa en ese momento en que “el para toda la vida” puede llegar a un final luego de mucho tiempo.
Se trata de un momento difícil, doloroso y que impacta profundo desde lo emocional. Muchos lo sienten quizá más, si les han sido infieles, o simplemente dejaron de amarlos.
Sin embargo, y sea como fuera la ruptura en cuestión, la tristeza pareciera ser parte del camino a transitar, como una etapa del duelo. Pero de ninguna manera un estado del que no puede salirse hacia adelante. El libro de la escritora Mía Maers “Yo no quería separarme, cómo reconstruirse después de una separación” (ver cuadro aparte) explicita los pasos para lograr esa posibilidad.
Según explica el psicólogo Mario Lamagrande, “el duelo en sí es resignar un vínculo, en el caso de la separación de amor”.
“En ese proceso la persona experimenta síntomas tanto psíquicos como físicos y en muchos casos los miembros de la pareja no se encuentran preparados para afrontar esa crisis vital inesperada. En la misma hay cambios en el estilo de vida, la economía, la sexualidad, e incluso la alimentación, que llevan a recurrir muchas veces a la asistencia profesional, tanto médica como legal y psíquica”.
- ¿Qué consejos brindarías a un hombre o mujer para hacer el duelo?
- Lamagrande: Generalmente estas situaciones no encuentran a ambos miembros en las mismas condiciones. Por lo general uno de ellos está contemplando previamente la situación mientras que otro ya pasó a la acción, e incluso ya recibe asistencia por su decisión.
Si una de las personas de la pareja entra en shock, una herramienta aconsejable es la asistencia profesional de un psicólogo y, sobre todo, el poder ser contenida por sus redes afectivas. En muchos casos se necesita asistencia psiquiátrica. Todo aporta a transitar de a poco el proceso de duelo.
Por su parte, la psicóloga vincular Paula Corso sumó: “la decisión de disolver un vínculo decanta indefectiblemente en encaminarse a un proceso de duelo, un aspecto que tiene que ver no sólo con la relación que se rompe, sino con el proyecto de vida que hubo y que ya no está más. La única manera de superar en algún momento este difícil trance es transitando este estado”.
Ante diversas adversidades y embates de la vida, son muchos los que destacan el enorme poder de resiliencia que tienen determinadas personas.
¿Pero de qué se trata esta cualidad? Según la definición de la Real Academia Española de la Lengua “es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límites y sobreponerse a ellas”. En términos de psicología se añade algo más al concepto de resiliencia: “No sólo gracias a ella somos capaces de afrontar las crisis o situaciones potencialmente traumáticas, sino que también podemos salir fortalecidos de las mismas”.
Reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de las nuevas circunstancias y de nuestras necesidades, implica que las personas resilientes no sólo son capaces de sobreponerse a las adversidades que les ha tocado vivir, sino que van un paso más allá y utilizan esas situaciones para crecer y desarrollar al máximo su potencial. Para ellas no existe una vida dura, sino momentos difíciles. Y no se trata de una simple disquisición terminológica, sino de una manera diferente y más optimista de ver el mundo, ya que son conscientes de que después de la tormenta llega la calma.
- ¿Todos podemos tener este poder?
Según explica Lamagrande, “en realidad varía y depende de factores biológicos y psíquicos. Es como si comparamos a las personas con la plastilina: mientras unas pueden adaptarse mejor y más rápido a una situación de este tipo, otras pasan por un gran estrés y angustia, donde la capacidad de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro, es un proceso complejo”.
- Se tenga o no resiliencia: ¿cómo seguir adelante en esa nueva etapa?
- Lamagrande: La primera herramienta es buscar ser contenido por personas que no “fogoneen” ni “ventilen” al mundo las emociones por las que la persona divorciada o separada esta pasando... Eso no mejorará el problema. Es un tiempo de introspección donde la tristeza no es una emoción desajustada, sino parte de un proceso para seguir adelante”.
Herramientas para una nueva vida
Nada es sencillo, y creer que de la noche a la mañana se puede superar una etapa, es ilógico e ingenuo (si hablamos de una relación de años basada en amor desde el principio). A no ser que se tenga el corazón de lata, o que el vínculo haya dejado de ser tal hace rato, el dolor de la ruptura es parte del camino.
- ¿Cómo hace la persona para recomenzar?
Según Lamagrande: “Antes que nada si hay niños hay que enfocarse en ellos, ya que se tiene que recordar que hay un estrés pre y post divorcio. En general si es posible, se tiene que buscar establecer una buena comunicación con la expareja, siempre y cuando no haya existido violencia. La terapia es esencial, para ayudar en el proceso de reparación que permite definir nuevas habilidades personales e interpersonales”, aconseja el profesional.
Desde la mirada de Corso: “Cuando la relación se corta, esa subjetividad que aparecía ligada al otro desaparece, y hay que rearmarse. Los trabajos de duelos son difíciles y complejos, y a veces se construye una nueva pareja como una forma de mitigar el dolor”.
En ese devenir caer en procesos depresivos o círculos viciosos puede generar errores recurrentes que de forma laberíntica, hacen que no pueda vislumbrarse una salida.
Según Lamagrande: “Es común caer en la trampa ‘del clavo que saca otro clavo’ y eso lleva a veces a estar en situaciones más dolorosas, porque así como el cuerpo necesita tiempo para sanar, lo mismo sucede para el psiquismo. Entonces hay que permitirse redefinir la existencia pues hay una crisis de identidad respecto a en qué tipos de personas queremos convertirnos luego de un divorcio.
La repetición es el proceso por el cual la persona cae en estos problemas”.
- ¿Qué consejos prácticos brindaría para superar esta etapa?
- Lamagrande: Volver a tener una rutina, reunirse con amigos sin pareja (siempre hay que mantenerlos porque son los afectos más prestos en esas circunstancias), evitar caer en el error de sentir que uno es el único al que le ha pasado esa situación (ya que esto lleva a estigmatizarse hacia la vergüenza, la pena o la angustia); buscar alivio en acciones descuidadas por la cotidianidad; como puede ser el deporte, la religión o las salidas.
También es importante dejar de lado a las personas que sólo traen rumores sobre el ex, la ex, o la situación pasada, ya que el sujeto está en pleno proceso de mirar hacia el futuro. Lo más importante ya lo sabe, y lo que había ya no está... Todo el resto es ruido mental que no aporta. Para que el tiempo cure las heridas se requiere el hecho de hacer algo distinto a la ruptura, aprendiendo a dejar de insistir en lo que no funciona. Hay mucho nuevo por vivir, y permanecer en círculos viciosos no suma”.
Uno de tantos consejos en los hace énfasis la psicóloga Paula Corso se basa en que “las personas se den tiempo para procesar esto quiebres, logrando también visualizar con qué aspectos buenos quedarse de esa ex relación. Se tiene que pensar que, si se llegó a un divorcio, es porque seguir juntos hubiera implicado un sufrimiento mayor que el del divorcio mismo. Cuando una pareja se separa, entender que no todo es despreciable respecto al otro y lo que se hizo junto a él, y lograr ver las cosas buenas que se vivieron es enriquecedor... No para reponer el vínculo, sino para que cada uno pueda rehacer su vida en paz y mirando de cara al futuro”.
Libro
"Yo no quería separarme, cómo construirse después de una separación", de Mía Maers - Editorial: Bonum
“Cuando me separé, sentí que mi vida se detuvo en ese momento. Todo aquello por lo que había luchado se desvaneció: el proyecto, el futuro, las risas, los sueños…
Poco a poco, comencé a descubrir las enseñanzas escondidas, como tesoros, detrás de tanto dolor y, de una manera impensada, pude compartirlo con muchas personas que también se nutrieron de esta experiencia.
Mi libro ‘Yo no quería separarme...’ es el resultado del camino recorrido junto con esas valientes mujeres que se sumaron a los grupos de crecimiento que armé en aquel entonces.
Fueron momentos maravillosos que nos re-encantaron con la vida, nos permitieron perdonar, animarnos a soñar otra vez, dejar la amargura y abrazar la esperanza de una vida plena de sentido.
El libro es ese amigo, esa amiga, que te acompaña, te hace enojar, reír, llorar, te zamarrea y siempre te hace pensar… Y así, casi sin darte cuenta, sutilmente, a través de sus talleres, cuestionarios, cuadros y ejercicios, sentís que te vas poniendo de pie, recuperándote, elaborando un proyecto personal...
Al final, te das cuenta de que has trascendido el dolor y que sos mucho mejor persona, más humana, más compasiva.
Atraviesa temas como el sufrimiento, la autovaloración, la aceptación, los hijos, los errores para amar, calmar los pensamientos y las emociones, el perdón y la misión personal.
Es para hombres o mujeres que se han separado y que quieren atravesar con mayor sabiduría y fuerza ese momento. Para mi sorpresa, también lo han leído personas con problemas matrimoniales y han aprovechado las herramientas que ahí comparto.
A través de este libro me gustaría ‘estar ahí’ para quien lo necesite, en agradecimiento por todos los que me sostuvieron cuando lo necesité”.
Para contacto: yonoqueriasepararme@gmail.com