La mayoría de las personas que trabajan en una oficina con computadoras tienen la necesidad de utilizar Internet. Por más aplicados que seamos en nuestra función es inevitable necesitar aunque sean unos pocos minutos para distendernos de las tareas diarias.
Revisar los e-mails, contestar algún mensaje privado, leer un artículo en un diario y tantas otras operaciones en línea que los usuarios suelen necesitar realizar en la red, se ven supeditadas al acceso que el empleador permita en sus equipos.
Navegar en Internet en horario laboral y con equipos de la empresa puede ser un problema, razón por la cual muchos temen a los registros que las máquinas pueden dejar y prefieren utilizar las funciones de navegación privada que casi todos los exploradores tienen. ¿Esto nos protege?