Los teléfonos inteligentes ya son parte nuestro día a día, y gracias a los millones de apps, las incontables cantidades de páginas web y la posibilidad de ver películas o escuchar música, el smartphone no parece tener competencia alguna frente a otros equipos.
Claro que todo este escenario se monta sobre el único componente que hace del celular una máquina de gastar plata: el plan de datos. Sin internet móvil los teléfonos inteligentes ya no son tan inteligentes, de hecho son bastante inservibles.
Pero los planes pueden ser costosos, y frente a contratos que sólo incluyen unos pocos megas diarios muchos usuarios se encuentran con la sorpresa de haber llegado al límite máximo sin saber siquiera que hicieron para que esto suceda. ¿Nos dan los gigas que prometen? ¿Cómo sabemos en que los gastamos? ¿Podemos limitar esto? Claro que sí, y hoy vamos a enseñarte como.