La distancia no es excusa. Cada vez más mendocinos prueban las delicias orientales seducidos por las arenas top, donde las fiestas exclusivas, los flashes como los ricos y famosos, abundan; las otras, las despobladas, que rememoran los mejores años hippies y las del medio, ésas que no están ni en uno ni en otro lado y ofrecen encantadores parajes para veranear con estilo uruguayo.
Punta del Este
A casi 135 kilómetros de Montevideo, Punta del Este es el balneario más famoso de Uruguay. Los personajes del mundo del espectáculo que acuden religiosamente cada verano a sus playas, han ayudado, sin duda, a la popularidad de este poblado de Maldonado. Aunque sólo sea para reafirmar o derrocar el mito construido en torno a ella, Punta del Este es un paso obligado cuando se visita esa costa por primera vez.
A medida que nos acercamos, torres de edificios, lujosas casas y autos costosos y exclusivos, hablan por sí solos de la exclusividad de esta ciudad peninsular. Los dedos, como se conoce popularmente a la escultura del chileno Mario Irarrázabal que desde 1982 emergen de la arena de Playa Brava, dan una rara bienvenida.
Sin embargo, las pobladas playas de La Mansa y La Brava y los exclusivos paradores no son lo único que la urbe tiene para ofrecer a sus visitantes: La Isla de Lobos -ubicada a 8,5 kilómetros de la costa, alberga la comunidad de lobos marinos más grande de América del Sur- es un paseo ideal para disfrutar en familia, con vistas y paisajes únicos. Allí también se ofrece la posibilidad de hacer buceo. Visitar
Laguna Garzón - entre los departamentos de Maldonado y Rocha- es una excelente opción para realizar avistamiento de aves. Entre las especies que se destacan están el flamenco austral, el ganso blanco o el tero real. Ya sea por la mañana, la tarde o la noche, las coquetas calles de La Barra -a 10 kilómetros de Punta del Este- con sus tiendas de antigüedades, galerías de arte y restaurantes invitan a un paseo distendido.
Eso sí, hay que procurar ser invitado a una de las fiestas glam, pasar el día en el barco de un amigo y bailar hasta el amanecer en la casa de algún famoso que pide que dejen los celulares en la entrada.
La Pedrera
El ómnibus nos deja en el kilómetro 227,5 de la ruta 10. Caminamos un kilómetro por el camino de tierra que se abre entre un silencioso bosque, hamacado por la brisa del mar, con destino a Pueblo Barrancas, un emprendimiento eco turístico -como nos explica Olivia, quien recibe- de cabañas y tiendas de campaña con mínimo impacto en la naturaleza pero con la comodidad de cualquier hotel, tratamiento de aguas residuales, pileta, wi-fi y restaurante con huerta propia. Todo envuelto en un paisaje de monte nativo y cercano al mar. Una solitaria playa de fina arena blanca y con gran oleaje oceánico termina la postal.
Menos de 120 kilómetros separan a Punta del Este de La Pedrera. Las distancias son cortas y, sin embargo, la diferencia es mucha. El naufragio que tuvo lugar en 1977 da nombre a la Playa del Barco al oeste de las rocas-, donde el oxidado esqueleto del navío permanece inmutable y hoy es protagonista de fotos y juegos infantiles.
Guitarreadas, mojitos y surf completan el atardecer.
Una calle sube al pueblo. Los bares y restaurantes que decoran el camino confirman el lugar como destino turístico joven. Desde arriba y hacia el este de las rocas, se observa, primero El Desplayado -el otro balneario del lugar- y a continuación Punta Rubia, más de 2.000 metros de arena que se extienden a lo largo y se pierden en el horizonte. Elegantes casonas y construcciones modestas se equilibran perfectamente en esta tranquila población que mira al Atlántico. La peatonal aglutina restaurantes, posadas, feria de artesanías, la terminal y el único supermercado que ostenta el lugar. Ideal para relajarse y simplemente disfrutar.
Cabo Polonio
Desde que Jorge Drexler compusiera su disco 12 Segundos de Oscuridad, Cabo Polonio ha ganado protagonismo fronteras hacia afuera de Uruguay. De boca en boca se han esparcido las experiencias de quienes lo visitan. Famoso por no tener electricidad, este pueblo a orillas del mar tiene un ritmo lento, cada instante se degusta y lleva su tiempo aclimatarse a un sitio donde los autos se cuentan con los dedos de una mano, el celular queda olvidado y por las noches velas y linternas son protagonistas. Tanto descanso no es apto para todo público. Adictos a redes sociales, abstenerse.
Adaptarse al estilo de vida del Cabo conlleva sus peligros; dejan de extrañarse las comodidades; disminuyen notablemente las ganas de volver al bullicio del mundo. Cada uno acude asumiendo esos riesgos.
Punta del Diablo
A casi 50 kilómetros de Chuy -frontera con Brasil-, también en el departamento de Rocha, se ubica Punta del Diablo. Rápidamente nos damos cuenta de que posee un magnetismo particular. Las historias de quienes llegaron de vacaciones y decidieron dejarlo todo para instalarse allí con un bar, una hostería o una empresa de turismo, no se hacen esperar.
Calles de arena y cabañas de colores trepadas a las dunas conforman este pueblo de arquitectura irregular y urbanismo espontáneo. Sólo un denominador común: todas miran al océano. Aquellas viviendas rústicas recuerdan el pasado, ligado a la pesca de tiburón. La Playa de
Pescadores rinde homenaje a los primeros pobladores. Las barcas estacionadas al final del día y el mercado que se extiende a un costado y que anima las cocinas domésticas y comerciales, confirman que, aún hoy, sigue siendo un pueblo pesquero.
Al otro lado, la Playa de la Viuda con casi 5 kilómetros de extensión posee un oleaje ideal para practicar surf. Bares, paradores y música son la combinación perfecta para reunir al público joven que día tras día tiene cita allí.
Escapando a los clichés que rodean las puestas de sol, hay que admitir que los atardeceres de Punta del Diablo, dejan simplemente sin aliento. Día tras día una paleta de colores que abarca desde violetas a rojos y pasa por rosas y naranjas se apodera del cielo.
La vida nocturna es tan animada como relajada: shows callejeros, fiestas en la playa, ferias de artesanías, mesas de bares que encuentran improvisado sitial en la calle, donde todo pasa y todos pasan.
Santa Teresa
Vecino a Punta del Diablo se encuentra el Parque Nacional Santa Teresa. La flora selvática recuerda la cercanía con Brasil. Bosques de eucaliptos, palmeras, las más exóticas combinaciones tienen lugar en las 1.050 hectáreas que lo conforman. Elegimos bicicletas para realizar un recorrido que culmina con la llegada a la fortaleza que desde el siglo XVIII descansa en las alturas del monte con sus gruesos muros de piedra y sus cañones, hoy silenciosos testigos de la historia local.
A lo largo del paseo nos encontramos con el resto de los atractivos con los que cuenta el Parque: el invernáculo construido a principios del siglo pasado donde se cultivan especies de clima tropical, un rosedal con una amplia variedad de estas flores, el sombráculo que desde 1939 alberga flora de origen sub-tropical, un pequeño zoológico y la pajarera donde se cuidan y reproducen aves en peligro de extinción. El parque también cuenta con camping y cabañas para alojarse, además de proveeduría y restaurantes. Tanto pedaleo tiene su recompensa con un refrescante chapuzón al llegar a Playa Grande.
Información
Alojamiento
Desde U$S 70 para 2.
Punta del Este: los alquileres cuentan varios cientos de dólares cuando no miles, por día.
www.alojamientoenpuntadeleste.com
www.hotelesenpuntadeleste.com
La Pedrera. Pueblo Barrancas: www.pueblobarrancas.com . Temporada alta desde U$S 180, habitación doble.
Posada del Barco: Desde U$S 70.
www.lapedrera.com.uy
www.hotelesderocha.com
Cabo Polonio. Hotel La Perla del Cabo: desde U$S 100.
www.portaldelcabo.com.uy
Punta del Diablo. Bungalows y suites Villa Juana: Habitación doble desde U$S 105.
www.villajuana.com.uy
Apart Hotel Ocean View: Habitación doble desde U$S 80.
www.oceanview.com.uy
www.portaldeldiablo.com.uy
Santa Teresa. Parque Nacional: http://sepae.webnode.es
Empresas de transporte
www.rutasdelsol.com.uy
www.cot.com.uy/site
www.cynsa.com.uy
Distancias desde Montevideo
Punta del Este: 135 km.
La Pedrera: 228 km.
Punta del Diablo: 300 km.
Santa Teresa: 305 km.