Al principio el asunto parece muy inocente. El cachorrito es precioso, juega con todos y se convierte en un miembro más de la familia. De ahí a dar un salto a la cama hay sólo un paso, pero ¡atención! Lo que primero parece muy simpático, con el tiempo puede transformarse en un problema.
Es importante pensarlo con anticipación, ya que para el animal es muy terrible que de pronto le digan “no, aquí ya no podés subir”. Y peor si sucede cuando el perro es adulto, que es cuando comienza a roncar o a tener un olor más intenso. Teniendo en cuenta esta evolución, es mejor enseñarle desde pequeña cuál es su lugar.
En el caso de los perros se recomienda colocar una manta o una cesta fuera de la habitación. Es cuestión de acomodarla de un modo agradable. Si se trata de reacostumbrar al can para que pase de la cama a la cesta, también se puede pensar en colocar pequeñas recompensas en su nuevo sitio, de modo de que le den ganas de recostarse allí.
Pero si uno de todos modos quiere permitirle al perro dormir en la cama, es fundamental desparasitarlo trimestralmente y cerciorarse de que esté libre de ectoparásitos como garrapatas o pulgas, que no sólo pueden ser desagradables, sino también transmitir enfermedades.
Además, las mascotas pueden transmitir enfermedades bacterianas.
También es importante saber que, si uno se decide a permitirles dormir en la cama, habrá que tomar mayores medidas de higiene para evitar que el lecho se llene de pelos o de barro que traen de la calle. Además de recambiar las sábanas con mayor frecuencia, puede ser útil que el perro o el gato tengan su propia mantita que, por otra parte, no esté demasiado cerca del rostro de la persona.
Y desde ya: los alérgicos o asmáticos deberían renunciar a la idea de compartir sus sueños con la mascota. Los niños tampoco, ya que corren mayor riesgo de lastimarse. En caso de tener un gato en la casa, será mejor colocar en la cuna algún tipo de protección para prevenir un gran salto sorpresa.
Y si la mascota es un hamster o un cobayo, desde ya que queda descartado que duerman en la cama, porque se los puede aplastar en un santiamén.
A los gatos les encanta dormir con sus amos y eso refuerza el vínculo. Lo mismo sucede con los perros, que prefieren estar en compañía de su círculo social. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el sueño compartido puede traer problemas de comportamiento.
Hay perros que pueden adoptar una actitud sobreprotectora hacia la persona con la que duermen y ser agresivos con extraños o incluso con la pareja de su amo.
También puede suceder que se generen problemas de autoridad, por ejemplo, si el perro duerme con un niño al que luego debe hacerle caso.
Además, hay que decir que la calidad del sueño no es la misma. Los gatos y perros tienen costumbres diferentes a las de los humanos. Si se despiertan varias veces y salen a caminar, interrumpen el sueño aunque uno no lo note. En todo caso, es esencial dejar la puerta de la habitación abierta.
Y si uno tiene una cesta, la puede colocar justo después del dintel. De ese modo, todos se sentirán cerca.