“Voy a poner música hasta que me muera”, sintetizó Salvador Rincón en una entrevista publicada por Los Andes hace casi 3 años. Fue el 8 de julio de 2018, cuando “el Flaco” acababa de jubilarse como “programador musical” en Radio Nacional Mendoza. Y así lo hizo. Porque Rincón falleció este fin de semana, a los 74 años. Pero nunca abandonó su amor y pasión por la música, ni tampoco su humildad, su simpatía y ese carisma que lo caracterizaba desde fines de la década del ’60, cuando dio sus primeros pasos como DJ en la noche mendocina.
Probablemente sin saberlo en ese momento –o sin tener noción de lo que su nombre y su figura significarían a la larga para la historia de la música mendocina-, en 1968 el Salva debutó –con 22 años- en las bandejas del boliche Al Diablo. Pero su vinculación con el mundo de la música había comenzado mucho antes, y no era para menos: su padre fue un ‘cantaor’ que llegó a cantar con Carlos Gardel, y también productor y referente musical. “Por mi casa pasaron varias compañías españolas. Siempre se escuchó mucha música en mi casa y se fue alimentando la pasión”, sintetizó en la citada entrevista. Ese año había cumplido 50 años como DJ, y se mantenía más activo que nunca.
“El musicalizador no tiene jubilación, trabaja hasta que se va de esta vida”, resumió entre risas “el Flaco” quien –además de ser el primer DJ mendocino- fue uno de los protagonistas centrales en 6 radios mendocinas. En esa misma charla, sin perder la humildad, destacó las incontables oportunidades en que lo pararon en la calle para saludarlo y agradecerle por “los años felices” que les hizo pasar a cientos de mendocinos.
El Flaco, por el Flaco
A fines de junio de 2018, Salvador Rincón se jubiló de su función en Radio Nacional Mendoza, donde había trabajado durante 12 años. Y en el inicio de su vida de jubilado, repasó los mejores momentos de su vida y aquellos episodios que lo marcaron.
A continuación, el repaso de la entrevista publicada por Los Andes en julio de 2018.
-Podría decirse que usted se crió y creció en un mundo de música
-Sin dudas. De adolescente escuchaba mucho las radios de Chile y eso me fue cultivando el amor por la radio. Después llegó la etapa en que salíamos a bailar, y me fui metiendo en el mundo de las bandas del movimiento beat (influenciadas por The Beatles). Me gustaba mucho una banda mítica mendocina que se llamaba Los Caravels, en 1964.
En 1966 abrimos el bar literario ‘Confitería Eros’, en calle Sarmiento. Era una confitería musical y literaria. Y ahí, con un Wincofon, grabábamos usando un Marconi lo temas uno al lado del otro.
-¿En qué momento se dio cuenta que quería ser DJ?
-En los 60 conocí los night clubs -anteriores a los boliches-. Eran reductos chiquitos a los que se iba a bailar. Y no había DJ todavía, sino que el mismo barman ponía los discos para que fueran cayendo
En 1966 empecé con algunas colaboraciones, y en 1967 empecé a poner música los días de semana. Pero fue recién en marzo de 1968 cuando tuve el debut ‘oficial’ en la inauguración de Al Diablo. Este año cumplí 50 años como DJ.
-¿Cómo y cuándo fue su llegada a la radio?
-”Fue en 1969. Me llamaron para trabajar como musicalizador para un programa en la vieja radio Nihuil, junto a Ronald Graham y Cristina Elizalde. Yo musicalizaba y producía el programa.
Pero no dejé el trabajo de DJ. En simultáneo empecé a trabajar en ‘No se dice’. Ya había hecho contacto con los DJs de Mao Mao y de África (ambos en Buenos Aires), y los lunes me iba para allá. Me quedaba hasta el jueves pasando música, y cuando volvía traía música que todavía ni había llegado acá”.
Para mediados y fines de los 70, Rincón ya trabaja en boliches mendocinos, en otros de Buenos Aires y en las radios Nihuil y Libertador. “Había como una especie de disputa con otros DJ por tener los últimos discos”, recordó sonriente.
-¿En qué otras radios estuvo?
-En la década del 80 ya había empezado en LV10 también. En Nihuil hicimos un trasnoche inolvidable que se llamaba ‘Perdidos en la noche’. Y en 1981 colaboré en el nacimiento de Red 101. Luego en 1990 estuve con el inicio de Cordillera y desde el 2006 estoy en Nacional; siempre musicalizando y produciendo.
En 1982 dejé de trabajar en boliches. Tenía sus cosas lindas, como que uno terminaba siendo una especie de psicólogo de la gente y hasta podías poner de novios a una pareja con un lento. Pero me redituaba más trabajar en eventos, desfiles de moda o casamientos. Eso sí, nunca dejé de hacer radio. Lo que tiene esta profesión es que uno sabe que se va a morir poniendo música.
-En sus años como DJ y musicalizador pasó por todo tipo de transiciones. Del vinilo al CD, del CD al MP3 y ahora directamente a la música en la nube. ¿Le costaron mucho los procesos?
-Uno siempre abraza la tecnología, la va incorporando. Cuando estaba en la radio les hice comprar una casetera, por ejemplo Y luego con el advenimiento del CD, pasó lo mismo. Como apasionado, uno acepta todo: el vinilo, el casete, el CD.
-¿Con cuál de todos esos formatos se queda?
-Sigue siendo incomparable el sonido del vinilo, la curva que produce la púa.
Olas y viento: el “descubridor” del éxito de Donald
Sus primeros años en Buenos Aires lo llevaron a protagonizar -sin habérselo imaginado- una de las mejores anécdotas que conforman la vida de Rincón: la de haber sido el descubridor del éxito de Donald, y desde Mendoza.
Lo vi cantando y me acerqué a saludarlo. Me regaló su último disco, y del lado A tenía el tema que se difundía: ‘Si lo vieron pasar al amor’. La idea era que yo le diese difusión en Mendoza. Sin embargo, cuando escuché del otro lado estaba ‘Tiritando’ (el que se hiciera famoso como ‘Las olas y el viento’); y me gustó más que el primero. Entonces lo impuse acá. Recuerdo haberlo puesto 7 veces en una noche. Así se empezó a escuchar en Buenos Aires, después en Brasil y terminó siendo el tema de una publicidad de cigarrillos.