El verano puede ser tedioso cuando los otros están de vacaciones y uno cuenta las horas para las propias. Sin embargo las salidas a modo de adelanto o recreo, reducen la ansiedad y dan la oportunidad de disfrutar de momentos entre amigos, en familia o con quien prefiera, en los cuales la única excusa es encontrarse y disfrutar/se. Estos cónclaves son mis preferidos.
En la Ciudad de Mendoza, en Paso de los Andes 149, se encuentra El Zócalo, un lugar sin preámbulos para esos encuentros. Se trata de un restaurante armado en una casa de gran valor arquitectónico, con una ambientación de buen gusto apoyada con obras de arte originales de reconocidos autores locales entre habitaciones y galerías bien mendocinas. Esculturas, pinturas, grabados y fotografías completan el espacio destinado a los comensales, con sencilla armonía. Hay lugar también en las terrazas del patio, con una sobria decoración y la iluminación adecuada, cervezas artesanales y de marcas reconocidas y una original barra para quienes disfrutan del aire libre, de las noches estrelladas en grupo o en la soledad de un tabaco.
El menú es breve y con un concepto buscado, con sabores y texturas sin artificios. "La carne con gusto a carne, las verduras asadas con su natural sabor, las salsas y acompañamientos buscando únicamente ser eso mismo: salsas y acompañamientos", dice Emilio Vera Da Souza, uno de los responsables del lugar. La atención es esmerada y el servicio de los mozos y mozas muy correcto. Siempre atentos a los mínimos detalles sin que nadie se dé cuenta de su presencia, hacen que la estadía sea agradable.
El bar ocupa el centro del salón con una coctelería de más de 60 tragos, varios exclusivos, realizados por el reconocido bar manager alemán Christian Arnold. Y aquí vale detenerse, porque tragos en Mendoza hay muchos; buenos, no tanto. Entonces si lo que busca es calidad y originalidad, ésta es la barra.
Licores, traídos desde sus lugares de origen, ingredientes únicos, variedad de maltas, blends, ediciones especiales dispuestas para los que se deleitan con la coctelería de alta gama. Un Mary Poppins con tomillo y jengibre rompe el hielo, Christian, apura el gin y el almíbar para completar el vaso y la explosión de sabores no se hace esperar.
El vino también está presente en una extensa carta con las más destacadas etiquetas de las bodegas reconocidas por su tradición como así también se guardan en la cava subterránea algunas botellas de bodegas de autor y de garaje. Habrá que elegir alguna para acompañar la entraña grillada con verduras asadas ($ 170) o la lasagna de pollo y choclo ($ 120). Quizá algo más simple: pizzas ($ 150), empanadas de molleja, de carne cortada a cuchillo o de morcillas ($ 15), wok de verduras, milanesas napolitanas, sánguches de lomo ($ 120) o cerdo, crocante de peras con queso azul, que también son parte de la carta. Lo mejor: las papas fritas Zócalo ($ 90), con una salsa de quesos y panceta crocante. Hay opciones de países de la región y sabores armenios y turcos. Algunos platos son para compartir, todos son abundantes.
Y atenti: todos los días hay menú ejecutivo al almuerzo ($ 95 plato + postre) con dos o tres sugerencias de la cocina fuera de la carta, para probar exclusividades y cortar con el trabajo de verdad. Un servicio adicional importante: el local cuenta con una amplia playa de estacionamiento.
Mientras seguimos conversando, un Aperol sour aparece en la barra, tenés que probarlo dice Arnold. Fresco, bajo en alcohol y divertido, sugiere quedarse un rato más. A modo de hechizo las horas transcurren sin prisa en este espacio que es descendiente del mítico y misterioso restaurante a puertas cerradas conocido como Zócalo de la Cuarta, lugar al que varios han querido llegar, pero pocos han podido encontrar.
Por suerte o alineación de los planetas, a este Zócalo están todos invitados.
Más información: El Zócalo restaurante - bar - café. Paso de los Andes 149 Mendoza. Reservas 428 5922. Todas las tarjetas.
Abierto desde temprano para desayunar, almuerzo, tardes de té, café y pastelería, cenas y coctelería hasta que tengan ganas.