La Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial, a través de Recursos Naturales Renovables, en conjunto con Alianza Gato Andino, firmó una resolución para efectuar una investigación y registro de distribución de esa especie en el entorno del embalse Los Reyunos y en la Reserva Natural Villavicencio.
Esta iniciativa nació a raíz de un episodio fortuito de avistamiento de un ejemplar de gato andino en un sitio donde no se había localizado antes.
En el marco de una actividad de turismo aventura en Los Reyunos, San Rafael, se avistó un gato andino, felino autóctono en peligro de extinción, en una zona donde no se sabía de su presencia. La imagen fue tomada por Axel Yair Ruzo y remitida a la Dirección de Recursos Naturales Renovables.
El gato andino (Leopardus jacobita) es un felino solitario de tamaño pequeño, tan sólo un poco más grande que un gato doméstico, que habita en ambientes áridos, desde el centro de Perú hasta Mendoza y Neuquén en Argentina. Prefiere sitios aislados, caracterizados por la presencia de afloramientos rocosos donde habita su presa principal, el chinchillón.
Esta dependencia de los roquedales, que están naturalmente aislados en el paisaje, asociada al difícil acceso y al carácter huidizo natural de los pequeños felinos, han hecho que sea una especie muy poco conocida a nivel mundial y se considera amenazada de extinción en toda su distribución. En particular, la población de gatos andinos de Mendoza y del norte de Neuquén aparece como genéticamente única y es fundamental conservarla ya que puede proveer herramientas para la permanencia a largo plazo de la especie.
Las principales amenazas para la conservación de este elusivo felino en la región son la cacería por parte de los pobladores, ya sea por represalia o provocada por perros sin control, y el desarrollo de actividades de industrias extractivas que no incluyen a la especie en sus estudios de impacto ambiental.