Todo mendocino que haya pasado la cincuentena -y, qué decir, todo argentino, y podríamos seguir hacia arriba por el continente entero- sabe quién fue la cantante Luciana. Quizá no tantos sepan que su verdadero nombre es Ana Matilde Alsina y aún menos que también fue Ana Hamilton en algún momento que la conectó con el jazz y la música cantada en inglés.
Pero todos coinciden en relacionarla con el hit que resonó en los años 70 y por el que llegó a vender más de 450 mil discos nada más que en nuestro país: “La avenida de los tilos”, un tema que su cálida voz llevó con éxito por toda la América hispana y que aplaudieron los españoles, los estadounidenses y hasta los japoneses.
Aunque la canción, un poema romántico de la poetisa bonaerense María Wérnicke y música del compositor y cantante marplatense Marco Montoya, refiere a la Diagonal Pueyrredón de la ciudad de Mar del Plata, para muchos remitía también a la Avenida de los Tilos que ubica en el sector Este del Parque Cívico mendocino.
“Ayer he caminado más que sola/ ayer he caminado sin vos/ y estaba la avenida de los tilos/ tan largamente triste que pensé,/ en qué país estoy, si estoy sin vos,/ en qué país, hecho de desamor”, arrancaba la letra que hasta hoy ningún coterráneo ha olvidado y que la dictadura militar de 1976 terminó prohibiendo por considerar que aludía a los desaparecidos.
“Nada más ajeno a ello -cuenta Ana Matilde desde el estudio de grabación que comparte con el músico Paíto Figueroa y en el que desde hace algunas semanas vienen dando forma al disco que marcará el regreso de Luciana a las bateas, luego del poco promocionado álbum de reversiones de sus viejos temas, “El amor amor”, que sacó en 2008 bajo la dirección artística del fallecido Eduardo Pinto.
“Mis canciones siempre hablaron de amor y desamor. Es más, en muchas yo era la engañada, la “cornuda” bahh...”, dice Luciana con su voz intacta y por la que parecen no haber pasado los años.
“Durante el primer tiempo de la dictadura me prohibieron hasta en la televisión”, nos cuenta. “Yo, que jamás me metí en política. Aunque, claro, por entonces habíamos hecho una gira de recitales con Víctor Heredia, León Gieco y otras figuras políticamente comprometidas. De ahí que me relacionaron, aunque la gente nunca dejó de escuchar mis temas. Sin ir más lejos, ‘Quiero tu vida’ fue cortina de un exitoso teleteatro” (se refiere a “Tiempo de vivir”, que en 1977 protagonizaron los hoy olvidados Mariana Karr y Claudio Levrino). “Y hasta Mirtha Legrand siguió invitándome todos los años a sus almuerzos, me quería mucho”, recuerda sonriente.
El disco que Ana Matilde prepara por estos días-”sin apuros, tranquilamente y sin fecha de lanzamiento programada”- va a incluir casi en su totalidad canciones nuevas, compuestas o arregladas por el propio Figueroa, entre otros autores, y un equipo de músicos del que volverán a participar los propios hijos de la cantante: Juan Godoy (ingeniero electrónico, pero también guitarrista y cantante) y María Godoy (actriz y directora teatral de nuestro medio, además de compositora, instrumentista y cantante).
-Tus hijos también te salieron artistas.
-Sí... y te diría que mejores que yo, porque son más completos, integran más facetas. Aunque ninguno vive del arte. Para sobrevivir aquí hay que tener otra profesión. Juan es ingeniero electrónico y María es acupunturista.
-¿Y tus nietos?
-¡Ahh! Son maravillosos. También hacen música. Les encanta. Todos participaron conmigo en el disco “El amor amor”, así que imaginate que a ese cd lo guardo como un tesoro.
-De los 10 discos que publicaste entre 1974 y 1989, ¿hay alguno que prefieras por alguna razón especial?
-Hay temas que grabé que me siguen gustando mucho, más que un álbum completo. Por ejemplo de “De Buenos Aires morena”, una milonga de la mendocina Carmen Guzmán; “Un loco intento de valor”, de Eladia Blázquez y otros temas de ella que también grabé; “Mis ganas de verte” y “El viejo varieté” de María Elena Walsh, otra creadora maravillosa.
También hice temas de Chico Novarro que me encantan, como los boleros “Cuenta conmigo” o “Algo contigo”. Y por supuesto “La avenida de los tilos”, que sigue siendo un hit al día de hoy.
-Ya tu primer disco, "Feliz cumpleaños", fue todo un suceso de ventas. Vendiste casi 500 mil copias, algo impensado para un músico actual.
-Sí, en estos días el soporte físico del disco está casi desapareciendo. Pero yo creo que también le debo mucho a que tuve un excelente productor, Roberto “Chacho” Ruiz, que trabajó siempre al lado mío.
-¿Es cierto que Valeria Lynch te hacía los coros en tus presentaciones?
-Sí, antes de volverse famosa. Y con Cacho Castaña hicimos shows juntos y hasta tuvimos el mismo representante por un tiempo.
-¿Cómo llegaste a que Lito Nebbia te produjera un disco? ("Alguien como yo", de 1989).
-Fue de casualidad. Yo ya estaba pensando en dejar mi carrera musical y volverme a Mendoza. Una noche fui a ver a Litto al teatro y me dije: “yo quiero hacer uno de estos temas”. Al día siguiente lo llamé por teléfono y... ¡oh sorpresa!... sabía quién era yo. ¿Sabés que me dijo? “Vos sos Luciana, una cantante muy buena pero con temas que no me gustan”. Y entonces él se ofreció a producirme un disco con temas de él. Todavía no tenía Melopea.
-Bueno, "Alguien como yo" fue entonces una especie de broche de oro para tu carrera.
-Y sí, no me puedo quejar, aunque cuando miro para atrás y veo el camino recorrido, también pienso lo distinta que hubiera sido mi vida si le hubiera sumado un poquito más de ambición. Pero soy así, de perfil bajísimo y me gusta la vida sencilla.
-Con el próximo disco, ¿se puede hablar de un nuevo comienzo?
-¡No, para nada! Ni siquiera sé cuándo lo vamos a largar. Si tiene éxito, mejor. Pero en realidad es un gustazo que quiero darme.
-¿Estás arrepentida de haber cortado tu carrera musical cuando todavía eras muy joven?
-En realidad le estoy agradecida a la música, porque me permitió educar a mis hijos cuando me separé de mi marido sin pedirle un centavo. Fui muy feliz y tuve muy buen pasar durante esos años pero, la verdad, nunca pensé en que iba a ser cantante toda mi vida. Hoy también estoy feliz con mi profesión de psicóloga. Y si a eso le sumás que tengo una familia maravillosa, ¿qué más puedo pedir? Solo decirte que estoy agradecida de la vida.
¿Qué hay de nuevo, viejo?
Poco puede decirse aún del disco que prepara Ana Matilde en el estudio de grabación de Juan Vidal salvo que, entre todos los temas nuevos, habrá también una versión remozada y con nuevos arreglos de “La avenida de los tilos”, para deleite de sus seguidores.
Sin querer adelantar mucho, la cantante nos dice puede haber algún tema folclórico, algún estándar de jazz, posiblemente un tema de The Beatles (¿será “Blackbird”, que ella entona muy bien en inglés?) y quizá alguna bossa nova.
“Lo que sí puedo decirte -aclara- es que pretendo que todos los músicos que me acompañen sean mendocinos, además de Paíto Figueroa que también es productor y arreglador del disco”.
La nueva Luciana se tomará su tiempo para esta producción, no sólo porque trabaja como psicóloga en el Hospital Pereyra sino porque además atiende pacientes en el consultorio que tiene en su casa, sin contar con las actividades domésticas que suman responsabilidades.
“Y a eso hay que sumar el costo económico -nos dice-, porque hacer un disco hoy no es barato. De todos modos el proyecto va en camino y es probable que vea la luz entre fines de este año y principios del que viene”, concluye sonriente.
La artista plástica
Cuando todavía no era Luciana, Ana Matilde Alsina estudio en la Escuela Provincial de Bellas Artes con maestros de la talla de Ducmelic, Delhez y Sergio Sergi, entre otros grandes. Llegó a ganar un importante premio en los años 60 y hoy puede jactarse hasta de ser amiga de su admirado Carlos Alonso.
“Lo que más me gusta es el dibujo y el grabado -cuenta Ana, que además de haber realizado varias muestras conjuntas con otros artistas locales y de vez en cuando garabatear un bosquejo en algún papel que encuentra por ahí y que más de uno quisiera atesorar, fue ella misma quien diseñó los dibujos de varias contratapas de sus discos. Pero su bajo perfil va de la mano de su modestia y le cuesta reconocer que, si hubiera tenido otro tipo de promoción, hoy podría estar brillando junto a los más grandes también en este terreno.
El reconocimiento que falta
-¿Nunca tuviste un reconocimiento oficial a tu trayectoria por parte del gobierno provincial?
-Nunca, aunque varias presenté mi currículum para la Ley de Reconocimiento a la trayectoria de compositores e intérpretes musicales que distingue a los artistas locales que, pese a su labor como embajadores culturales, no tienen una jubilación o pensión que les garantice un futuro digno.
-Ese reconocimiento lo han recibido figuras como Leonardo Favio, Mario Mátar, Polo Márquez, entre muchos, y este año lo recibieron Hebe Yacante, Armando Navarro, Juanchi Cabrera (del Trío Buena Onda) y el folclorista Eduardo Aliaga. Vos estás a la altura de todos ellos.
-Quizá, pero parece que a nivel oficial mi trayectoria les importa muy poco. En una de esas ni saben quién soy.
Dice esto una figura que fue dos veces Disco de Oro en el país, premio Emi de la empresa grabadora, y hasta fue distinguida en los Estados Unidos con un Globo de Oro Latino, instituido en los años 70 en ese país para premiar a los artistas latinoamericanos más vendedores de la década.