El 0-3 final es exagerado porque La Libertad hizo algún mérito para no irse derrotado, pero Andes Football Club dejó su sello en este nuevo paso por el Este provincial, arrolló con la claridad que le dan a su ofensiva Franco Domínguez y compañía y se subió, momentáneamente, a la cima de la tabla de posiciones.
Durante gran parte del encuentro se repartieron momentos. Jugaron mini-partidos dentro de un mismo partido. Arrancó mejor el Albirrojo y respondió el Xeneize con una ráfaga de fútbol, aprovechando el sector derecho de la defensa local.
Enzo Villegas tuvo bastante trabajo en esa primera mitad, luciéndose en un mano a mano con Domínguez y tapando de forma magnífica un tiro libre que se había desviado en la barrera.
El local pudo convertir en un tiro libre de Nabil Ponti que tuvo varios rebotes y terminó yéndose por encima del travesaño con Maximiliano Seoane ya vencido.
A esa altura, desde el banco local llegaba un pedido del DT: “bajen la pelota”. Es que todo se hacía a máxima velocidad, saltando el mediocampo y buscando en segundas jugadas y rebotes la forma de llegar al área rival.
Fue intensa esa primera mitad, con dos equipos mostrando mucha ambición en la búsqueda de los tres puntos. Los dos llegaron invicto a este compromiso y dejaron en claro sus intenciones de mantener esa condición.
Lo del complemento fue bien distinto porque apareció la efectividad de la que careció el Croto en la primera mitad y destruyó las buenas intenciones del conjunto rivadaviense.
Es cierto que arrancó mejor el local y debió ponerse en ventaja a partir de una acción donde Domínguez desbordó y cedió para la llegada de Dihué Campos, quien apenas debía empujar y perdió el duelo ante Darío Zúñiga, quien la sacó por encima del travesaño, pero bastó que Cristian Farías rompiera por derecha y lanzara un centro bajo para la llegada por el segundo palo de Pablo Sánchez y todo se derrumbara. Desde este momento, el conjunto sureño juntó líneas y cada vez que pisó el área rival, el balón terminó dentro del arco.
La Libertad nunca pudo recuperarse de ese primer gol y quizás sea lo más preocupante. Porque la goleada duele, es cierto, pero llegó por circunstancias del juego y no por diferencias reales entre unos y otros.