Los argentinos dormimos 25% menos que hace 40 años

Descansar menos trae consecuencias en la calidad de vida y en la salud. Mañana comienza la Semana del Sueño en el país.

Los argentinos dormimos 25% menos que hace 40 años
Los argentinos dormimos 25% menos que hace 40 años

Llega la noche y con ella, las ganas de disfrutar de un largo descanso. Sin embargo, una vez acostados, nos resulta difícil conciliar el sueño, producto de las preocupaciones del día que se fue y de las que vendrán en unas cuantas horas.

Esto hace que el tiempo dedicado a dormir disminuya y, por consiguiente, comencemos el día sin haber recuperado las energías totalmente. Cifras actuales indican que los argentinos duermen 6 horas promedio, 25% menos que hace 40 años, y esto trae profundas consecuencias en la calidad de vida y en la salud de las personas. Además, aproximadamente 25% de los argentinos padece de problemas severos del sueño y 50% tiene algún problema para dormir.

Esos datos fueron difundidos en la víspera de la Semana del Sueño, que comienza mañana organizado por distintas instituciones (www.semanadelsueño.com.ar).

Cuatro fases del sueño

En Mendoza uno de los centros de atención para el trastorno del sueño funciona en el servicio de Neurología de la OSEP y con médicos especializados en este tema. Uno de sus representantes es Marcos Graña, quien explicó que el sueño puede ser analizado a partir de un estudio denominado polisomnografía, que tiene cinco fases diferentes y cada una de ellas produce cambios en el organismo. Primero hay que identificar dos grandes grupos donde están incluidas las fases: el sueño REM (movimiento rápido de los ojos, en inglés) que tiene una fase y el no REM que tiene cuatro. "Hay que mantener la estructura de las fases para que el sueño mantenga su función primordial", advirtió Graña.

Cada una de estas fases se repite cuatro o cinco veces por noche -con una duración que va variando- y si no se mantienen esas repeticiones la arquitectura del sueño se altera.

"Hay dos categorías de trastorno del sueño. Primarios, que no están relacionados a otra patología, y secundarios, asociados a patologías como las respiratorias. En Mendoza hay un gran porcentaje de pacientes que tienen patología del sueño asociada", explicó el especialista, y enumeró el sonambulismo, las pesadillas, los terrores nocturnos, las piernas inquietas, la narcolepsia y, el mas importante, el síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS).

Según Graña, cuando se habla de un buen dormir se deben tener en cuenta dos cosas: las personas deben tener horas protegidas para descansar -de siete a ocho- y se debe tener una higiene del sueño, lo que está relacionado con los cuidados de la vida cotidiana para que la función del sueño sea óptima. Por ejemplo, hay que intentar no ver películas violentas antes de dormir, tratar de mantener una habitación sin luz, no estar expuestos a ruidos molestos, comer liviano por lo menos una hora antes de irse a dormir y evitar actividades estimulantes, como los deportes, cinco horas previas a ir a la cama.

En cuanto a las siestas, típica actividad mendocina, opinó que "son beneficiosas pero no deben ser prolongadas. Debe dormirse de 40 minutos a una hora y media. Dormir más quita horas al sueño nocturno y a nivel biológico hay que ser constante", informó el especialista.

El deporte como aliado

La psicóloga Alicia Montón explicó que el dormir bien apunta a una mejor calidad de vida, ya que no es lo mismo una persona que descansa correctamente a una que no lo hace y eso se nota en lo emocional.

"No sólo hay que observar la forma en que una persona duerme sino también la forma en la que vive porque allí es donde se puede ver depresión o ansiedad lo que causa la falta de sueño", indicó.

Por otra parte, agregó que la mejor forma de afrontar la falta de sueño es el ejercicio físico. "Si con el deporte no se logra dormir hay que trabajar de otra forma y yo recomiendo que se consulte a un psiquiatra. Porque prefiero tratar a la persona con ansiolíticos para que pueda dormir bien y recién allí estudiar qué está pasando", reconoció Montón.

Cuando no dormimos, el cuerpo se hace daño a sí mismo -por ejemplo aparecen las gastritis- y acostumbrarse a no dormir no es aconsejable, ya que es dañino desde lo físico y lo psicológico. "Un ritmo de ansiedad es puramente peor por eso se utiliza el ansiolítico por un tiempo, para que descanse y se pueda elaborar un abordaje", agregó la psicóloga.

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