De enero a diciembre de 2020-2021 se registraron más de 28 mil casos de accidentes laborales en el país, de los cuales el 40 % ocurrió en Buenos Aires. Por su parte, los sectores más afectados fueron la industria manufacturera (11 %), construcción (10 %), transporte y almacenamiento (8 %). Con respecto a las partes perjudicadas se destacan: miembro inferior (14 mil casos notificados), aparato cardiovascular (13 mil casos), miembro superior y cabeza (4 mil). *
¿De qué manera se puede reducir la probabilidad de sufrir un accidente laboral?
Los Elementos de Protección Personal (EPP) son aquellos dispositivos utilizados para generar una barrera física contra el riesgo y, de esta manera, prevenir casos de accidentes que generen discapacidad e, incluso, muerte. En este sentido, son ejemplo de ello los cascos, la protección ocular, respiratoria, guantes y zapatos de seguridad.
En Argentina, la ley establece la obligatoriedad de que el empleado los utilice con el objetivo de protegerlo de posibles lesiones. Para ello, es fundamental hacer un buen análisis del riesgo y determinar cuál es el EPP adecuado para cada tarea.
Su uso está regulado por la Res. SRT 299/11, que reglamenta la provisión de Elementos de Protección Personal certificados a todos los trabajadores. Éstos deben ser provistos por el empleador y en algunas categorías tienen que estar certificados por IRAM (Instituto Argentino de Normalización y Certificación), ente certificador reconocido por la Secretaría de Comercio.
Asimismo, la Resolución 896/99 establece la obligatoriedad de certificación de los EPP, indicando que los productos deben exhibir en lugar visible, grabado o aplicado en forma indeleble el SELLO “S” junto al del organismo certificador (IRAM o UL).
A continuación, revisamos los EPP más utilizados:
- Protección craneana: es esencial para evitar lesiones en el cráneo o en el cerebro, que pueden producirse por caída de objetos, golpes con objetos punzantes/cortantes e, incluso, salpicaduras de sustancias químicas o metales fundidos en cabeza, ojos y cara.
- Guantes: protegen las manos de pinchazos, rasguños, cortes y/o quemaduras, usualmente producto de la manipulación de materiales o herramientas. Pueden estar fabricados de poliéster, cuero, nylon o nitrilo (entre otros), y suelen estar reforzados con otros componentes para una mayor protección. Existe un modelo diferente para cada actividad que se desarrolle.
- Calzado de seguridad: para lograr una adecuada protección de los pies se recomienda utilizar zapatos de seguridad con puntera metálica o de PVC. Estos zapatos protegen el pie ante la caída de herramientas u otros elementos pesados. Deben ser de constitución fuerte y sólida, con protección para los dedos, rebordes en la suela y buena adhesión para evitar resbalones.
- Protección auditiva: se utiliza en ambientes ruidosos para resguardar el sistema auditivo. Hay dos opciones: el modelo endoaural (tapones de uso interno) y el de copa (de uso externo). Los primeros hay que higienizarlos cada vez que los vamos a utilizar, e incluso los hay descartables. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud exponer al oído a niveles altos de ruido (mayores a 85 decibeles) puede provocar déficit auditivo o una pérdida de audición progresiva, por lo que el uso de protección es obligatorio para las personas que trabajan en este contexto.
- Protección ocular/ facial: se recomienda para proteger los ojos y evitar lesiones oculares derivadas de intrusión de partículas, salpicaduras de líquidos corrosivos, ácidos, metal fundido, polvos y radiaciones generadas por la luz visible, ultravioleta e infrarroja. Existen tres tipos de protecciones: los anteojos, las antiparras y la pantalla facial, que cubre de la frente al mentón. A grandes rasgos se diferencian por el impacto de energía que resisten: baja, media y alta respectivamente. Es importante destacar que todos ellos están compuestos por policarbonato de grado óptico, es decir, que por su composición absorben el 99% de los rayos UV presentes.
- Protección respiratoria: es clave para prevenir la inhalación de polvo, partículas y otras emanaciones que puedan generarse durante el proceso de fabricación de un producto o en un contexto de obra. En la construcción en seco y el steel framing es habitual encontrar polvo a la hora de cortar placas de yeso para paredes o cielorrasos, o al manipular lanas de vidrio. La inhalación del polvo inorgánico existente en el ambiente laboral, por períodos prolongados, puede producir diferentes enfermedades respiratorias. Entre ellas, neumoconiosis, rinitis, pudiendo causar en los casos más extremos morbimortalidad. El uso de purificadores de aire motorizados/ no motorizado; que pueden clasificarse, a su vez, en descartables/ reutilizables; está especialmente indicado en atmósferas peligrosas.
Es importante destacar que el uso de EPP no exime de implementar medidas de seguridad colectiva como señalizaciones, protección en los tableros eléctricos, extintores o condiciones adecuadas en espacios comunes de circulación o de acopio de materiales. Por el contrario, complementan estas disposiciones y hacen que el ambiente laboral sea más seguro para todos.
*El autor es Licenciado en Higiene y Seguridad y Responsable Técnico en Libus