El sector de la construcción de viviendas y lo inmobiliario están en plena reconfiguración. El COVID-19 hizo que muchos rubros deban readaptarse, y este aspecto también se evidenció en el desenvolvimiento de la demanda desde hace 9 meses.
Quienes cuentan con ahorros, optaron por comprar terrenos o alquilar primero para invertir luego, en las afueras de las grandes urbes. Esto no solo se observó en la Capital y el Gran Buenos Aires (GBA), sino en todo el interior.
La gente busca construir su vivienda en las afueras para evitar el congestionamiento, porque no hay certezas de cuando el virus podrá ser domado por completo. Si bien es cierto que hay esperanzas en que el Gobierno Nacional haga una campaña de vacunación eficaz, la demanda orientó su búsqueda y concreción de operaciones en áreas donde lo natural y el verde son protagonistas.
Esto hizo crecer el mercado suburbano, donde los lotes en los barrios privados y semi abiertos fueron los más preciados por los compradores. En muchas urbanizaciones se han relanzado la comercialización de terrenos, y tuvieron éxito, como hace 15 años no ocurría.
Se estima que desde setiembre vendieron más de 2.000 lotes, y otros tantos en barrios semi abiertos o de quintas, coincidiendo con la movida de cambiar el estilo de vida cerca de lo natural y de los espejos de agua. Por lo cual, en 2021, habrá dinamismo, ya que muchos emprenderán las obras de sus hogares.
También mucha gente privilegia accesos, la presencia de centros de salud, colegios y áreas comerciales. “Pero básicamente, lo que hizo crecer mucho esta tendencia, es el funcionamiento del home office. Hoy afianzado y donde las empresas pudieron constatar que pueden trabajar vía remota, manteniendo el aislamiento social para evitar la propagación del virus”, señaló Esteban Edelstein Pernice, de la compañía Castex.
Muchas familias alquilaron este verano casas a precios relativamente altos, porque uno de sus objetivos era probar cómo se adaptaban los integrantes a ese cambio. “Las que están en duda son las que tienen hijos adolescentes y no pueden hacerles ver los beneficios de esa innovación porque lo que les importa es estar cerca de sus amigos; los que tienen hijos chicos, no quieren volver al centro, por nada”, amplió.
Sobre el perfil del comprador que elige el verde, y escaparse de las grandes ciudades, Matías Terrizano, director comercial de Nordelta, comentó: “Las operaciones del último año fueron en su mayoría de usuarios finales, que adquirieron lotes para construir sus casas para vivienda permanente. Actualmente, tenemos en Nordelta más de 700 casas en distintos estados de avance en el proceso de construcción. Y también hay 1.200 departamentos en obra. En su mayoría son familias jóvenes que quieren otra calidad de vida para sus hijos”.
Por lo que vale un departamento de dos ambientes en Capital, se puede comprar un terreno en un buen barrio en zona norte u oeste a USD 30.000 y construir una casa de 120 m2 con pileta. Algo que se notó post cuarentena, es que los compradores comenzaron a ofrecer sus propiedades como parte de pago de otro inmueble o lote, es decir la permuta.
En los barrios cerrados hay lotes que parten desde los 45.000 dólares, a excepción de proyectos más selectos o consolidados, donde parten desde los 60.000 dólares promedio. Y la construcción tradicional no sólo es la protagonista, también otros sistemas como paneles de madera o el Steel Frame ganaron entre las preferencias de quienes apuestan por la edificación en seco.
Qué pasa en el interior
Un gran desarrollo de viviendas se observó en plena pandemia, en las regiones del Noroeste (NOA), Noreste (NEA) y Cuyo, entre otras.
Por ejemplo, en Salta, la construcción continúa con su ritmo creciente habitual, ya que el déficit habitacional es muy grande. Según fuentes de esta zona, solo hubo dos meses de inactividad por la pandemia, que no afectaron significativamente al desarrollador salteño. De hecho, se observó un aumento de la demanda de unidades habitacionales que potenció en gran medida la construcción allí, la misma fomentada también por la amplia brecha cambiaria y favorable para quien dispone de dólares para poder aprovechar la baja del m2 de construcción medidos en la moneda norteamericana.
Tanto en Salta, Tucumán (con eje fuertemente en la zona de Yerba Buena), en el NOA, y Resistencia como Posadas, en el NEA, también se da la expansión fuera de las ciudades grandes, en un radio de 10 a 20 km.
Algo que a su vez, ocurre en Rosario, Córdoba, Mendoza y Neuquén, entre otras. La tendencia existía, pero el COVID-19 aceleró procesos. En Entre Ríos, por ejemplo, la expansión se nota en la zona llamada gran Paraná, próxima a la capital entrerriana, y por el lado del río Uruguay, en varias ciudades que descansan sus costas allí, como Gualeguaychú, Colón y Federación, en donde el atractivo del turismo termal atrae inversiones en viviendas para vacacionar o pernoctar todo el año.
Por otro lado, muchas empresas constructoras y desarrolladoras del interior confían en que los planes Procrear y los otros esquemas lanzados por el actual Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat redundarán en expandir la fabricación, distribución y comercialización de los materiales.
Fuente: Grupo Construya