Incluso las cantidades más pequeñas de agua pueden causar importantes daños en alfombras, suelos, paredes, mobiliario, cortinas y revestimientos en general. Es fundamental, entonces, al elegir un sistema de aberturas de alta prestación; diagnosticar primero los niveles de agresividad de la obra frente a vientos y precipitaciones, para después seleccionar las ventanas adecuadas.
En este sentido, las ventanas de PVC son 1100 veces más aislantes, firmes, estables y durables, además de aportar una coloración inalterable. Soportan condiciones climáticas cada vez más hostiles en diferentes climas y regiones (mar, montaña, zonas nevadas, lluviosas o bajo fuerte radiación solar), con un mínimo mantenimiento, ya que no necesitan pintura y son fáciles de limpiar.
Si bien el agua puede causar corrosión en carpinterías de aluminio y putrefacciones en las de madera, la ventaja que presenta el PVC es notable, puesto que se comporta de manera óptima y son fáciles de controlar. La ventaja es que estos sistemas pueden instalarse muy fácilmente en pocas horas, con o sin pre marco, y es ideal para evitar trabajos de albañilería.
El diseño de los perfiles multicámaras es la clave y la manera más efectiva de contrarrestar la agresión del agua y del viento. La función de las cámaras permite que el agua que pudiera entrar sea automáticamente expulsada al exterior. Todo esto se produce independientemente del viento que azote a la fachada. También facilitan la evacuación del agua, manteniendo el aislamiento global de la ventana para proteger su refuerzo metálico de la corrosión. Así, las ventanas son una muralla frente a las intensas lluvias y vientos.
Asesoró: Veka