No todos son iguales; existe gran cantidad de modelos y clases de mobiliarios con diversas características, bastante diferentes entre sí, a lo que se suma el gusto de los usuarios.
Algunas personas eligen los muebles de jardín según la funcionalidad y los valores estéticos que puedan tener, como es el caso de los armarios de jardín, por ejemplo. Pero también existen personas que le dan más importancia a uno de esos valores que al otro. En todos los casos siempre hay recomendaciones a la hora de comprar este tipo de muebles. En primer lugar, el material con que se fabrican.
Madera. Es la materia prima para hacer muebles por excelencia y por supuesto, la más antigua ya que lleva siglos de vigencia en el mercado y con los mejores resultados. Los muebles de jardín de madera le dan un aspecto mucho más natural al hogar, su belleza es muy particular pero es preciso que se los cuide para que permanezcan así y tengan una vida útil mucho más extensa.
Su resistencia es excelente, tiene la ventaja de no sufrir oxidación como los muebles de hierro o de caños metálicos, si se la cuida bien y se la mantiene con diversos productos que la impermeabilicen y eviten su pudrición. En el mercado existe gran variedad de productos, aceites, pinturas, lacas que sirven para mantener el buen aspecto y estado del mobiliario de madera.
Metal. Los muebles de jardín ya sean de hierro forjado, aleaciones de hierro, aleaciones de aluminio o caños son una variante con mucha salida en el mercado actual, aunque probablemente sean más caros que el resto. Son realmente resistentes y pueden tener una vida útil muy extensa si se les da el cuidado necesario. Su característica más destacable es la resistencia. Una de las principales diferencias con respecto a otro tipo de muebles de jardín es que los metálicos son más pesados, esto puede ser una ventaja o una desventaja, según por donde se lo mire.
Plástico. Sin dudas son los más baratos del mercado; esa es su mejor ventaja, realmente competitiva, aunque su resistencia es menor y si son dejados al sol y la lluvia, en poco tiempo pierden el color, sufren rajaduras y pueden romperse. Por esa razón, deben ser guardados en un lugar a resguardo.
Por otra parte, son muy buenos para los jardines de invierno, ya que no será necesario guardarlos ni estarán a la intemperie.
En resumen, los muebles de jardín deben tener la primordial característica de ser resistentes a todas las condiciones climáticas que se presenten. Si no se cumple esta propiedad, lo más probable es que no duren más que un corto verano. Lo que también es cierto es que por más resistentes que sean los muebles de madera o metal necesitarán cierto tipo de mantenimiento regular, ya sea para mantener su funcionalidad o su belleza y aspecto estético. De esta manera su duración será mucho más extensa.