Opinión
Un giro radical: adiós a los BRICS, bienvenida la OCDE
El ingreso de Argentina a la OCDE significaría, principalmente, abandonar una posición crítica en la arena internacional y una salida ortodoxa a los males que achacan al país.
El ingreso de Argentina a la OCDE significaría, principalmente, abandonar una posición crítica en la arena internacional y una salida ortodoxa a los males que achacan al país.
Lo único que podría desatar una conflagración general sería un enfrentamiento directo entre Israel e Irán, algo que por ahora parece que no sucederá.
La acción desarrollada por una organización paramilitar que se insubordinó a las fuerzas de Putin generó dudas sobre la solidez militar rusa y alertó por el escenario de la guerra.
Zelensky es un outsider, como otros aparecidos recientemente por el descrédito de la política y los políticos tradicionales, pero no es un outsider típico, al estilo de Trump o Bolsonaro. Es algo distinto.
Los principales países emergentes, China, la India, Rusia, disfrazan sus propios intereses nacionales como los intereses de un grupo más grante, que algunos llaman el Sur Global.
Occidente (las sociedades abiertas) se siguen mostrando con una resistencia admirable frente al avance de los imperios autoritarios.
Es posible un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania para atender cuestiones urgentes, que deje en suspenso los asuntos más complejos.
Una eventual derrota rusa en Ucrania (descartando del análisis la utilización del poder nuclear), además de la conmoción mundial, alentaría pretensiones chinas sobre Siberia y sus recursos energéticos y sobre las ex repúblicas soviéticas del Asia Central.
Nuestra relación con China debe lograrse sin caer en vínculos de dependencia para romper otros vínculos de dependencia.
Una nueva “cortina de hierro”, se cierne sobre Europa, con una nueva significación; desde el norte de Finlandia a Odessa, en el Mar Negro.
La guerra en Ucrania trajo nefastas consecuencias y más de una sorpresa, pero fundamentalmente logró la unidad de las diferentes “Europas” que coexisten en el viejo continente.
Resulta obvio, que la crisis de Ucrania, es un conflicto entre dos grandes potencias que se disputan un tercero.
En el mediano y largo plazo “Occidente” se verá obligado a volver a la región, en defensa de sus intereses y valores, cuando el Talibán imponga el orden islámico.