En Buenos Aires siempre pasan cosas buenas. Siempre se están abriendo asombrosos restaurantes nuevos, inventando maneras distintas de mostrar la oferta vinícola, desarrollando un entorno artístico excepcionalmente estimulante e ideando giros creativos para todas las tradiciones, desde los aperitivos hasta las librerías. Visitar Buenos Aires siempre es una experiencia llena de nuevos descubrimientos.
Cementerios y librerías
En el prometedor barrio de Chacarita, hay que hacer una parada en el Almacén Comunal, una nueva cafetería con menús de desayuno, comida y cena y una estética de azulejos blancos que la vuelve moderna. Se sirve una buena selección de aperitivos, café fuerte, y vinos y cervezas locales. Después hay que explorar el Cementerio de la Chacarita cerca de ahí, enorme hogar permanente de exponentes culturales como el cantante de tango Carlos Gardel, mausoleos hermosos (algunos de los cuales podrían contener a una familia pequeña), y un torrente de adornos que hacen de los senderos silenciosos un lugar fascinante que explorar. Pero también está el majestuoso cementerio ubicado en La Recoleta, el coqueto barrio porteño que enamora a los turistas.
Siguiendo el recorrido desde el Cementerio de la Chacraita camina a Falena y toca el timbre para que te dejen entrar a esta librería y cafetería escondida, donde un sofá ancho y muchos sillones te invitan a tomar algún ejemplar de los estantes, que están llenos de todo tipo de libros, desde traducciones en español de Amoz Oz hasta una colección de fotografías afganas de Steve McCurry.
Otro lugar impactante en donde los libros dominan la escena es la librería El Ateneo, ubicada en calle Santa Fe, está considerada una de las librerías más grandes y bellas del mundo, a tal punto que atrae a celebridades internacionales.
Parada lechera
El Patio de los Lecheros, que alguna vez fue una estación de tren donde llegaban las entregas de leche desde el campo, ahora es un espacio gastronómico con largas mesas comunales al centro frecuentado por jóvenes parejas enamoradas, padres con niños (a veces un mago pasea entre la multitud realizando trucos) y familias multigeneracionales completas, desde abuelos hasta bebés. Cuando el clima lo permite, las filas para los puestos de barbacoa, pescado, pizza y tacos pueden volverse largas, pero ponete cómodo con una cerveza artesanal, una copa de vino orgánico o un Fernet con cola (un clásico argentino) y esperá a que la gente comience a irse. Hay un DJ que toca música y las filas de sombrillas con los tonos del arcoíris colgadas sobre el patio añaden un toque festivo, y todo el ambiente es relajado y divertido.
Si viajás con niños y querés cansarlos un poco antes del almuerzo, Plaza Ángel Gris, uno de los muchos parques de calidad de la ciudad, está a tan solo una cuadra hacia el norte.
Tarot, vino y compras
Mochilas hechas con paracaídas, talleres de álbumes de recortes, bolsas de maquillaje con estampados artesanales, enterizos de lino y lecturas de tarot: encontrarás todo esto bajo el techo de la Galería Patio del Liceo, un lugar fabulosamente divertido en la bulliciosa avenida Santa Fe. Hay un patio con mesas y una barra de café, y, en el piso de arriba, se encuentra Bebé Vino, una pequeña vinería y bar repleta de botellas osadas de productores excéntricos, todas elegidas por los copropietarios Martín Bruno, ganador de tantos premios prestigiosos de sommelier que ni siquiera se pueden contar, y Victoria García, su socia y artista. A veces abren botellas para hacer catas espontáneas o te dan una copa de cordisco para que la bebas mientras paseás por las tiendas y regreses a comprar algunas botellas.
Gastronomía extraordinaria
En vez de "brunchear" al estilo estadounidense visitá un "bar notable", una de las cafeterías con menús para todas las comidas del día que han existido desde hace más o menos un siglo en la ciudad. Bar de Cao es uno de los más evocadores, con pisos raspados de azulejo, mesas y sillas de madera desvencijadas, y ventanales y techos por donde entra la luz para iluminar la colección de arte y los recuerdos que se han acumulado en los muros a lo largo de los años. De los anaqueles cuelgan salamines y jamones, y en la parte posterior del bar, hay filas y filas de vitrinas de madera y cristal llenas de botellas polvorientas. La carta de sándwiches, platillos calientes y aperitivos es gigante. Ahora, quizá por consideración a los turistas o a los tiempos cambiantes, ofrecen una pequeña lista de combos de desayuno que incluyen café, jugo de naranja recién hecho, pan tostado e incluso huevos, una opción excelente si querés algo más que el típico desayuno argentino de café y un par de medialunas.
Diez minutos a pie hacia el norte desde La Glorieta se encuentra Corte Comedor, donde la atmósfera alegre y los empleados sonrientes crean el ambiente ideal para una comida de proporciones gigantescas. Este asadero moderno se inauguró en 2018 y aquí se asa la carne al estilo uruguayo, en el que la leña ardiente se convierte en carbón y la carne se asa sobre estos trozos y no sobre las llamas. El chef asador sabe perfectamente cómo cocinar cada filete de manera precisa, aunque estés buscando un filete "bleu" estadounidense poco cocido en vez de un argentino en su punto. El filete rib-eye tierno proviene de la carnicería de al lado, que también proporciona chorizo y mollejas, mientras se añaden toques mediterráneos a través de la berenjena asada con yogur, y el merguez de cordero picante. La manera tradicional de ponerle fin a la comida es pedir un flan soberbio, sin importar cuánta carne hayas logrado ingerir.
Los domingos son tranquilos en Buenos Aires, pues la mayoría de las tiendas y las galerías están cerradas, y los lugareños generalmente pasan su tiempo disfrutando un almuerzo generoso con amigos o familiares. Crea tu propia versión de estos momentos en El Preferido de Palermo, un restaurante elegante con techo alto y adornos tradicionales que Pablo Rivera, el propietario (también dueño de Don Julio, el famoso asadero cerca de ahí, donde debes hacer una reservación con meses de anticipación, o hacer fila durante horas) ha decidido conservar, como las ventanas ventiladas con marcos de madera y el piso de azulejo. Aquí se hace énfasis en los platillos argentinos tradicionales. Comienza con un plato de embutidos caseros (que podés ver colgados en la "cava" con paredes de vidrio en la parte de atrás del restaurante), se sigue con un pescado rostizado con alcaparras, o una bomba umami de estofado de lentejas, y se añade una copa o dos de vino de naranja, para terminar con un expreso y un plato de crepas ligeras con dulce de leche. Podrías estar en la Buenos Aires de 1950 y no notar tanta diferencia, ese es precisamente el objetivo y el encanto del lugar.
Arte
El entorno artístico contemporáneo en Buenos Aires está en auge, con la feria de arte arteBA, que mejora cada año, y muchas galerías que ver (Ruth Benzecar y Nora Fisch, en especial, tienen exposiciones interesantes), pero la gran joya del entorno artístico aún es el MALBA con su enfoque en el arte latinoamericano. Esta colección permanente es diversa e integral, las nuevas exposiciones estimulan la reflexión y hay muchas expectativas en torno a lo que presentará Gabriela Rangel, la directora artística recién designada.
Pero también tenemos que incluir al teatro y aquí el Colón, a pocas cuadras del característico obelisco, es un lugar impactante en el que se pueden ver obras, escuchar óperas y demás expresiones.
Buenos Aires, está siempre lista para enamorar al que la visita con sus lugares y actividades sin fin durante el día y la noche.
El tango, Gardel y la identidad porteña
El tango es un símbolo porteño por excelencia, es una forma de expresión que lo caracteriza. Hay muchos lugares en los que se puede comer y después bailar tango o simplemente ir a bailar a las sugestivas milongas porteñas.
También el tango es la inspiración para otras formas de expresión como la poesía y la literatura. Antes de la influencia parisina, las letras versaban sobre prostitutas y la pasión sexual. Después aparecieron grandes escritores y cantantes como Carlos Gardel.
La pasión más fuerte: el fútbol y sus hinchas
Los argentinos aman a sus equipos de fútbol más que la carne y quejarse de la economía. Su pasión es tan intensa que no se permiten las bebidas alcohólicas en los partidos, y los aficionados de los equipos rivales tienen prohibida la entrada a todos los partidos de la liga regular en la ciudad.
Sin embargo, los tambores resonantes, los cantos procaces, las canciones emotivas y las banderas ondeantes son parte esencial de todos los enfrentamientos entre equipos locales como el River Plate y el Boca Juniors, y los partidos siempre son emocionantes. El Estadio Monumental Antonio Vespucio Liberti, también conocido como El Monumental, es hogar del River, que generalmente está en los primeros lugares de la liga, pero hay muchos equipos locales y partidos todas las semanas. Para los partidos más importantes, los boletos solo están disponibles para los miembros de los clubes, así que a menudo es más fácil ir con un grupo.