No hay caso: la concentración industrial y la tecnología están cambiando el eje y los modos de consumo cultural. En ese panorama las series han venido a ocupar un lugar en el territorio audiovisual que nunca antes, en la historia de la televisión, habían tenido. Y este 2019 tanques multimillonarios, tal vez más caros que muchísimas grandes películas, hicieron pie en los dispositivos hogareños para darnos de qué hablar todas las semanas.
Aquí compartimos nuestros elegidos, en ese mar de títulos con piso bastante mediocre que ofrecen las plataformas. Si nos las viste, son cita obligada para tus vacaciones.
Goliath, el más encantador de los perdedores
La tercera temporada de esta serie que a Amazon le suma prestigio (Billy Bob Thornton, su protagonista, ganó el Globo de Oro en la primera temporada) es todavía mejor que las anteriores. Los antagonistas Billy McBride (Thornton) son repuntantes y maquiavélicos (Dennis Quaid, Beau Bridges) y esa condición la vuelve todavía más apetecible.
La trama es la de un clásico policial en la que un abogado perdedor investiga el caso de la "dudosa" muerte de un ex amor perdido. Todo lo demás en esta temporada 3 es maravilla pura: en la fotografía, en los planteos estéticos (que se arriesgan a indagar con aires lyncheanos), en la música, en las actuaciones y en los guiones. Un producto con una personalidad única, deseable y muy pero muy entretenida.
Gentleman Jack, lesbiana motivadora
La actriz Suranne Jones ("Doctor Foster") se convierte en una personalidad atrapante y arrolladora que desafía las convenciones de la Europa decimonónica en esta serie.
Con un despliegue de diseño de arte exquisito, Jones le pone mucha pimienta y buen ritmo a esta serie que navega entre el drama crítico de época con mucho buen humor.
Game of Thrones, qué mal terminaste
Este titán de HBO hizo historia, sí. Pero en este año de finalización mostró cómo un producto que fue gestado noblemente puede terminar convirtiéndose casi en un meme de sí mismo. El absurdo final se convirtió en constatación de que hacía varios años que esta serie no tenía ya ideas, ni peso en sus guiones. Una lástima de conclusión.
The Witcher, que brujo divino
Netflix buscaba su "Game of trones" propio y encontró más. Es que la serie protagonizada por el solvente Henry Cavill es formidable. Tanto que terminar estos primeros 8 capítulos que se estrenaron el 20 de diciembre nos deja una sensación de abstinencia casi desesperante.
El secreto está en la forma en que se aborda la narración de las aventuras de su principal personaje el brujo Geralt de Rivia. La trama va y viene en el tiempo para convertirse en compleja narración mítica. Y, a diferencia de GOT, no busca la solidez en la sangre y el sexo, sino que los pone al servicio del contenido. Magnético Cavill y su sensual e indomable enamorada (Anya Chalotra). Escenarios estupendos, y en sintonía con el videojuego en el que hace pie. Eso sí: en cuanto a la decisión de incluir las canciones, el asunto "hace ruido". Devorátela, lo vale.
Years & Years, un manifiesto político
Hay productos audiovisuales que están hechos como alegatos lineales y de pancarta política. Hay otros que, en su complejidad narrativa -y debido a ella- entrañan la posibilidad de una reflexión abierta sobre tópicos y temas que nos impactan en la vida cotidiana. Es el caso de esta serie que vino a poner en discusión el mundo entero y la forma en que lo estamos manejando.
Heredera ingeniosa de "Black mirror" (que terminó estrellada en manos de los guionistas estadounidenses) "Years & Years" tiene más que un concepto narrativo ideológico de base. Y su poder subyace (además de las estupendas actuaciones y una puesta ajustadísima) en esa impresionante pregnancia de la trama y sus circunstancias que consiguen construir el pacto ficcional con el espectador de una manera impecable.
Modern Love, crónicas deliciosas
Basada en la columna del New York Times que lleva ese nombre y recopila historias de amor de muy diversas naturalezas, esta serie de Amazon se vuelve un aguafuerte romántica con gran pulso dramático, cómico o cálido. En sus emotivos ocho capítulos, independientes entre sí, no solo hay un muestrario de grandes estrellas como Anne Hathaway, Dev Patel, TinaFey y John Slattery sino personajes súper próximos y empáticos. Situaciones divinas que son asuntos de la vida cotidiana.
Chernobyl, vivir en peligro
No solo es un fastuoso y abrumador producto que poca relación tiene con la tv y el seriado. Más bien se nutre de las aguas del lenguaje cinematográfico (carácter distintivo de HBO). El éxito de "Chernobyl" es ese, y otros que están asociados a tal criterio: la producción, los guiones y las actuaciones.
Un apasionante tránsito por uno de los accidentes más dramáticos relativos a la radiación que dieron para hablar sobre el tema, en nada pasado, y compartir reflexiones. Lujo fotográfico casi sin par en las pantallas de este año.
Fleabag: me gustás arisca
Este año transitó la última temporada con el protagónico de Phoebe Waller-Bridge (también su creadora). Y no defrauda en lo más mínimo a pesar del tránsito de los capítulos.
Narra la vida de una treintañera londinense arisca, desenfadada y brutalmente sincera que va por el mundo espantando relaciones y creándose problemas. Las vueltas de esas situaciones son tan divertidas y con un humor tan particular y propio, que no hay manera de no engancharse. Un gran hallazgos es éste para el universo de la comedia en tv, aunque circula por Netflix.
Barry, ¡déjenlo actuar!
Otra gema para la comedia con sellito HBO, creada por Alec Berg, que cuenta las "escapadas" de un asesino a sueldo que quiere ser actor y dejar atrás su pasado violento.
La oscuridad en balance con lo luminoso de la comedia, una actuación estupenda de Bill Hader (que se merece todas las nominaciones al Emmy, Globo de Oro y tantas más) y una trama que no decae ni se asienta en clichés son la clave para el disfrute pleno.
Esta serie se merece estar entre las mejores de este año, sin discusión.
The Crown, demasiado políticamente correcta
La serie de Netflix que no pierde el pulso de maravillarnos con su diseño de arte, sí se vuelve demasiado condescendiente con la monarquía británica y sus protagonistas. Salvan el punto las actuaciones Olivia Colman y Helena Bonham Carter pero, en esta tercera temporada, los conflictos y la tensión que se mantuvo en los dos anteriores envíos naufragan en un guión soso y monocorde.
Sex education, queremos más
La tv británica trajo muchos de los mejores opus de este año en series. Y esta creación de Laurie Nunn es para sacarse el sombrero. Es que aborda el tema de la sexualidad y sus problemáticas desde una perspectiva original y desprejuicida.