Sentarse sobre una roca, mirar el lago y la línea confusa que lo separa de cielo, escuchar el silencio, interrumpido por algún otro sonido de natura y no pensar en nada. ¿Dónde? En Bariloche. ¿Cuándo? Este verano. ¿Quién? Los amantes de las vacaciones patagónicas, esos que no quieren arena ni olas, que se quedan con los vientos del sur, aunque sean fríos y que no se amedrentan por tener que surcar la estepa para llegar al paisaje que tantas veces han recreado mentalmente.
Una síntesis apretada de todos los encantos naturales de Bariloche no entraría en estas páginas. Son muchas las alternativas, los lugares, las actividades. Ahora bien, si algo no puede dejar de mencionarse, es el Nahuel Huapi y lo que turísticamente implica.
"Durante el verano, las excursiones lacustres, son el atractivo principal", relata Marina Cheveleva, de la empresa Turisur, de amplia trayectoria en la comarca. Ofrecen varias opciones para navegar el lago, y cada una de ellas tiene sus adeptos y fanáticos. "Regresé a Bariloche porque me faltaba conocer la Cascada de los Cántaros. Por suerte pude cumplir ese sueño", cuenta emocionada Norma, una mendocina de vacaciones por allí. Desde ya que no es la única que se conmueve hasta las lágrimas con los estímulos visuales que se perciben desde la cubierta de las embarcaciones.
Según un relevamiento realizado por las principales compañías que ofrecen hospedaje, pasajes y paquetes turísticos,Bariloche se destaca como uno de los cuatro destinos nacionales más elegidos por los viajeros argentinos y también por los turistas extranjeros para esta temporada de verano.
La cascada de los sueños
Navegar el Nahuel Huapi a través de su brazo más imponente, el Blest, es lo que buscan los que se embarcan en Puerto Pañuelo, en la Península del Llao Llao, para ir rumbo a la Cascada de los Cántaros. Esta excursión propone conocer el islote Centinela, donde descansan los restos del Perito Francisco Pascasio Moreno, padre de los Parques Nacionales en la Argentina. Luego, camino arriba, los turistas se internan en la frondosa vegetación de la selva Valdiviana, para llegar al ansiado Lago Cántaros, lugar de nacimiento de la cascada.
Son más de 300 escalones, no todos se les animan, algunos se quedan abajo, pero es una picardía. El esfuerzo y la contractura en los gemelos merecen la pena. También la prisa, ya que el guía da un plazo para subir, sacar las fotos de rigor – infaltable la de los viajeros con la cascada de fondo-, extasiarse con el entorno y emprender el descenso. Imprescindible es dejar unos minutos para maravillarse con un alerce de 1.500 años. El periplo debe continuar, todavía resta navegar unos minutos más para arribar Puerto Blest, un punto cautivante. La bahía y las márgenes del Lago Frías, con sus peculiares aguas verdes, que provienen de uno de los glaciares del Cerro Tronador, límite natural entre Argentina y Chile, son otros encantos que depara esta salida.
Tarifas: $ 920; menores y jubilados $ 460. Horarios: salida a las 10 o a las 13 con regresos a las 13 y 19.30 respectivamente.
Los clásicos
Conocer Isla Victoria y presenciar el espectáculo que representa el Bosque de Arrayanes, es el objetivo de los turistas que esperan embarcar, también en Puerto Pañuelo. Tras una hora de navegación arriban a la península de Quetrihue, lugar de asiento del Bosque de Arrayanes, al noreste del Nahuel Huapi. Es importante destacar que el arrayán (Quetrihue en lengua mapuche) es un arbusto de exquisito color azafrán y flores blancas. En este lugar, único en el mundo, toma la envergadura de árbol para formar un mágico e inusual Bosque.
Pero ésto no termina aquí, el paseo embarcado sigue hacia Puerto Anchorena, en Isla Victoria. Nuevamente sobre tierra, la recorrida deja apreciar flora autóctona, prolífera en especies de magnífico porte. Andando por los senderos que llegan hasta Playa del Toro, los expedicionarios se dejan llevar en el tiempo al ver las pinturas rupestres hechas por pueblos originarios.
Tarifas: $ 920 y $ 460 menores y jubilados. Salidas a las 10.30 y a las 14; con regresos a las 18.20 y 19.30 respectivamente.
Con documentos
Si bien es cierto que esta temporada muchos desistieron de visitar Chile, atravesando alguno de los pasos patagónicos, a causa de los incendios, otros optaron por llegar hasta el país vecino surcando lagos de altura. Cruce Andino es el nombre de esta travesía que une Bariloche con Puerto Varas (en el país trasandino) a través de 3 navegaciones. “Es realmente bellísima, y tiene importantes promociones para argentinos y chilenos, es decir una tarifa diferencial: U$S 220 y el regreso sin cargo dentro de los 15 días ”, informaron desde la agencia consultada. Esta mítica ruta a través de los espejos de agua es la misma por la que, hace siglos, transitaban los huilliches y mapuches. Estos pueblos originarios dejaron, además de su huella, leyendas que también se reviven con este periplo.
Dicen los guías que una vez que se zarpa es preciso preparar las cámaras y el corazón. Es que tras unos momentos de navegación quedan en foco la cascada Blanca y el entorno de vegetación autóctona. Un rato más tarde la Bahía Blest y el río Frías. La primera parada es en Puerto Blest. Los que lo desean pueden pasar la noche. El lujoso hotel tiene más de 100 años, pero ha sido recientemente renovado (www.hotelpuertoblest.com.ar). De esta manera se puede aprovechar alguna de las alternativas de trekking por la zona. Entre ellas a La Bahía, al río Frías o a la Turbera, entre otras.
El próximo embarque se hace en Puerto Alegre, al que se accede en un bus que transita algunos kilómetros a la vera del lago Frías. Ya en Puerto Frías, se hacen los trámites de migraciones. El trayecto continúa en un micro 4X4, en el que se atraviesa la cordillera, hasta llegar a Peulla. Esta villa ecológica, ubicada en el corazón del Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, es de una belleza onírica. Su entorno de bosques milenarios y vegetación exuberante logra maravillar a los visitantes. Cascadas, riachuelos, lagunas, aves y un sinnúmero de actividades outdoors hacen de Peulla un gran destino. Más tarde, se navega el Lago de Todos los Santos en dirección a Petrohue. Allí, retomando la vía terrestre, se visitan los Saltos de Petrohue. El corolario de cierre se hace bordeando el Lago Llanquihue para finalmente llegar a la ciudad de Puerto Varas.
Open Water en febrero
Con el fin de promover la formación de nadadores deportivos de manera segura y responsable, y con los mejores exponentes de la actividad, Bariloche será sede del Patagonia Open Water, Llao Llao Cup, el primero de una serie de eventos de natación de aguas abiertas. La competencia se realizará los días 25 y 26 de febrero y combinará una clínica de formación más un desafío con 3 distancias (800; 1800 y 3.600 metros). También contará con la presencia de Esther Núñez Morera y Damián Blaum, dos grandes nadadores y referentes de la disciplina a nivel mundial. Tanto la clínica como la competencia se desarrollarán en el lago Moreno Oeste, lugar al que el prestigioso Hotel Llao Llao posee acceso directo. Las inscripciones se pueden realizar únicamente desde el sitio web del evento (www.patagoniaopenwater.com) y es necesario contar con un certificado de aptitud médica para aguas abiertas, con no más de 60 días de antigüedad al momento de su presentación. También se solicita como requisito contar con un traje de neoprene de cuerpo entero -y el uso de la gorra oficial-.
Los precios
Alojamiento. Hoteles 3 estrellas en base doble desde $ 2.010.
Salir a comer. Milanesa con papas fritas y bebida (no vino) desde $ 250 por persona. Una cena con vinos para dos puede costar unos $ 900. Picada de ahumados con cerveza para 2 $ 900. Tomar un café sale unos $ 50 por persona.
Regalos. Traer chocolates para los que se quedaron en Mendoza, un clásico. El kilo cuesta desde $ 580 a $ 700
Excursiones. Cerro Catedral $ 325; Circuito Chico $ 325; Cerro Tronador $ 850.
Aventura. Cabalgatas $ 1.300; rafting en el río Manso desde $ 1.550.