El reconocido baterista mendocino Gustavo Meli protagoniza un documental acerca de su carrera, “Evolución y sacrificio”. El mismo cuenta dos momentos determinantes de su vida: el primer premio del Modern Drummer, un concurso a nivel mundial que lo colocó en la cima y que le valió proyección internacional, y una condición de salud que lo puso al borde de tomar una decisión drástica.
El documental está en YouTube pero, por el momento, solo es accesible a quienes lo soliciten. Los interesados pueden comunicarse con Meli a través de sus redes sociales Instagram y Facebook para pedir acceso.
La realización audiovisual corrió por cuenta de Javier Correa, director de cine mendocino -productora Izar Cine-, quien durante los siete años que le llevó la realización del documental se abocó a la recopilación de material grabado durante dos décadas y la grabación de entrevistas a referentes locales, nacionales e internacionales. Todo con el objetivo de ilustrar la carrera de Meli y homenajear al músico por los 20 años del hecho que lo llevo a la fama mundial, cuando en 2001 fue elegido como “Mejor baterista del mundo no descubierto mayor de 18 años”, en un concurso organizado por la revista Modern Drummer.
“La idea original es del Municipio de Godoy Cruz y de Cultura de Mendoza, que deciden rescatar esta historia y ponerla en valor para las generaciones nuevas. Ahí aparece Javier Correa haciéndose cargo, recopilando documentación que costó mucho conseguir. En el medio se cruza la enfermedad, que aparece más o menos a mis 43 años y Javier decide que sea parte del documental”, cuenta Gustavo Meli.
Este hecho inesperado llevó el enfoque del documental por otros caminos, que terminaron mostrando un costado más íntimo y personal de Meli, lejos de los escenarios y de las tapas de revistas. Una condición de salud progresiva, que se revela en el documental, puso al músico en una situación extrema de la cual pudo salir gracias al expertise de un grupo de médicos mendocinos, tucumanos y mexicanos, quienes finalmente lo pudieron resolver mediante dos intervenciones quirúrgicas.
“Si bien está todo el reconocimiento baterístico, la gente se fija en cómo se pudo superar lo otro”, acota el músico, y agrega: “Tiene un objetivo de difusión de esta enfermedad que es muy poco conocida”.
El circuito médico que Meli tuvo que recorrer a lo largo de los años que fue padeciendo esta dolencia, lo cruzó con el doctor Fabián Cremaschi, reconocido neurocirujano mendocino, pero el motivo no fue la enfermedad sino la música. “Cremaschi estaba tomando clases conmigo porque su esposa lo había mandado a estudiar batería para que se desestrese”, cuenta Meli. El médico estuvo presente en las dos operaciones “y las dos veces que me desperté de la anestesia fue con la voz de él diciéndome ‘acá está profe, ¡vamos!’ con una vocación de médico extraordinaria”, agrega.
Gustavo Meli fue operado en Tucumán, y el médico mendocino viajó con él en ambas oportunidades. “En el segundo viaje se le pasó el micro, lo persiguió en taxi y lo hizo parar en la ruta”, cuenta el músico recordando no solo lo gracioso de la anécdota sino también la dedicación del médico. En la primera intervención trabajaron seis neurocirujanos, entre ellos Mauro Segura Ofna, especialista mexicano que viajó especialmente para operar a Meli y que no quiso recibir honorarios por su trabajo.
La historia musical
El documental comienza haciendo un mix entre la historia musical de Meli, quien compartió escenario con artistas como Dave Wackl, Virgil Donati, Jojo Mayer y Vinnie Colaiuta -bateristas de extensísima trayectoria y fama- y el último tramo de la enfermedad que lo aquejó hasta finales de 2019.
El director logró recopilar videos desde 1996, con un joven Meli que ya mostraba un enorme talento para la ejecución de uno de los instrumentos más desafiantes en cuanto a coordinación psicomotriz, y material de archivo que describen tanto la evolución del músico como el esfuerzo que requirió la consolidación de ese talento, sin dejar de lado los sacrificios que tuvo que hacer para llegar a la cima del mundo a tan corta edad.
En uno de los tramos, un antiguo profesor de Meli cuenta que en un viaje de vacaciones con amigos, Gustavo se quedaba en la habitación practicando batería toda la noche mientras los demás iban a bailar. En otro momento, el mismo Meli cuenta que vendió su cama y parte de su ropa para poder comprar la batería que necesitaba: “Estuve meses durmiendo en el piso”, acota en el video.
Semejante esfuerzo no fue en vano. Gustavo tuvo el privilegio de tocar junto a los bateristas de James Brown, Nelly Furtado, Prince, Megadeath y Sting, entre otras grandes figuras de la música internacional.
El documental también muestra la secuencia completa de su presentación en 2001, en el Modern Drummer Festival New Jersey, que duró catorce minutos y que terminó con una ovación de pie por parte del público, compuesto por bateristas de todo el mundo, cuyos criterios de calificación son muy exigentes.
Poco tiempo después su cara estaba en la tapa de revistas de música internacionales y hasta los canales de noticias dedicaron un espacio para hablar del talento de un joven mendocino que había llegado al máximo reconocimiento mundial.
Sin embargo, pese a que las puertas de lugares remotos estuvieron abiertas para recibirlo en forma permanente, Meli eligió quedarse en Mendoza junto a sus afectos, los lugares de su infancia y las personas que lo vieron crecer. Entre sus actividades está la docencia, a la que se dedicó tanto para neófitos como para especialistas. Entre sus alumnos hay reconocidos bateros de bandas nacionales e internacionales que hacen su aporte en el documental de Correa.
El trabajo realizado por el director del documental es arduo e impecable, ya que la multifacética vida de Meli obliga a entremezclar los muy diversos aspectos que la atravesaron, con el peso de incluir -sobre el final- el aspecto mayúsculo de una enfermedad imprevista y cuyo desenlace, felizmente, puede ser contado y servir de aliciente para quienes atraviesan una situación similar.