Humberto Dionisio “Bocha” Maschio, de 84 años, el estratega de aquel Racing campeón, recordó que en aquella recordada final de la Copa Intercontinental de 1967 “Celtic fue un equipo muy duro, pero nosotros siempre mantuvimos nuestro estilo, con un juego solidario”.
“Pizzuti fue el artífice de ese grupo. Había conformado un equipo solidario con mucha personalidad, cambió las posiciones de varios jugadores, todos los días nos hablaba como media hora con recomendaciones, pero de la vida, de la ética.
Era muy severo. Yo lo conocía de mi época anterior en Racing y sin embargo nos tratábamos de usted”, resaltó Maschio, acompañado de amigos en la confitería de la avenida Mitre y Sarmiento, de Avellaneda.
El “Bocha” se inició futbolísticamente en el modesto equipo de Arsenal de Lavallol y fue descubierto por un recodado observador de cracks que fue el “Gordo” Díaz, quien lo llevó a Quilmes junto a Vladislao Cap quien, en un momento de la vida, fue su cuñado.
En 1954, Maschio llegó a Racing donde jugó hasta 1957 y compartió equipo con Pizzuti. Luego fue transferido a Italia.
“En la temporada 1964-1965 fui el mejor jugador de la Fiorentina, me agrandé y pedí mucho para firmar contrato. Me bajaron de la pretemporada. Entonces me llamó Pizzuti y me dijo: ‘Si podés venir en marzo, cuando empieza el torneo, sos jugador de Racing’”.
“Aquel equipo de Racing tenía un excelente estado físico. Yo, con 34 años, andaba hecho un relojito. El “Profe” Ojeda (Rufino, el preparador físico que había trabajado con Pizzuti en Chacarita) nunca había jugado a la pelota, pero introdujo cosas del fútbol de Alemania y ese Racing te mataba físicamente”.
En cuanto a la final con Celtic, reseñó: “Teníamos todo el estadio Centenario en contra porque habíamos ganado la Libertadores a Nacional. Nosotros igual salimos a la cancha con la bandera uruguaya, Pero nos chiflaron igual. El festejo de la obtención de la Intercontinental esa noche fue increíble.
Fuimos en micro desde Ezeiza a la cancha de Racing y en los puentes veíamos a la gente con banderas de los otros equipos. Lo mismo cuando llegamos al Cilindro, que estaba lleno con 100 mil personas” e hizo hincapié en que “antes no había entre los jugadores agravios ni ofensas.
A veces con los rivales de Independiente íbamos caminando juntos a la cancha los días de partido. Hoy todo cambió”, concluyó el “Bocha”.