Bodega Bianchi, 90 años de excelencia

Caminar por los pasillos subterráneos de la Bodega Bianchi tiene el encanto de la tradición del vino mendocino.

Bodega Bianchi, 90 años de excelencia
Bodega Bianchi, 90 años de excelencia

Respirar el aire de cuatro generaciones de alquimistas del mítico caldo, percibir el olor del mosto, sentir que uno forma parte de esa historia familiar que encierra los secretos de los antiguos creadores del elixir de los faraones, es una experiencia difícil de describir. Sencillamente, debe vivirse.

Pero en Bianchi, además, la posibilidad de convertirse uno mismo en el hacedor de su propio corte, combinar los colores, aromas y sabores de los varietales hasta encontrar la estructura y el equilibrio justo en la copa y el paladar, jugar por un rato a ser el enólogo de una de las bodegas más prestigiosas del país, es incomparable.

“Es la pasión del proceso de la elaboración del vino”, resume la jefa de Turismo y Eventos de la empresa, Alexia Robinson. Porque durante dos siglos, Bianchi se convirtió en sinónimo de San Rafael y es uno de sus emblemas.

Una bodega con herencia familiar que se proyecta con sus valores de historia, calidad, prestigio e innovación en la vitivinicultura argentina.

Parte del patrimonio y la riqueza del departamento con una calidad y excelencia irrenunciables en todos sus productos.

Situada en el histórico terruño de Ruta 143 y calle Valentín Bianchi del distrito Las Paredes, además del Valle de Uco, la Bodega Bianchi ha sido reconocida mundialmente por su larga trayectoria elaborando vinos y espumantes de calidad Premium.

En sus instalaciones recibe a miles de turistas cada año, tanto de la misma provincia de Mendoza como de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, además del Litoral argentino (principalmente en invierno), La Pampa y Entre Ríos.

“Los últimos feriados de Chile la afluencia fue enorme y también recibimos habitualmente a gente de Brasil y el resto de Sudamérica”, agregó Robinson, si bien la escasez de frecuencias aéreas sea una limitante para poder ampliar los arribos internacionales.

Entre las múltiples actividades que los viajeros pueden realizar en la bodega, el común denominador se enfoca en apreciar de primera mano todos los detalles del proceso de elaboración, “algo que la mayoría desconoce y los impacta”, agregó la especialista.

En los diferentes tours, los visitantes pueden interiorizarse de la cultura familiar de la bodega y observar el trabajo desde el cultivo de la vid en la finca hasta la botella “vestida” con el producto terminado.

Las alternativas incluyen degustaciones de los varietales y espumantes, recorridos guiados por las gigantescas instalaciones y los viñedos, a pie o en bicicleta, o la degustación de maridajes gourmet disfrutando de una hermosa vista panorámica en la sala de turismo entre muchas otras.

La más requerida, dice Alexia, es la experiencia de crear su propio blend (corte o, literal del inglés: mezcla) donde son asistidos por los profesionales de la firma y pueden conservar como un souvenir único sus anotaciones técnicas.

Una vez que se atraviesa el portón de la bodega, el visitante se vuelve parte de la historia de la familia Bianchi, que durante nueve décadas y a lo largo de cuatro generaciones supo mantener vivo el sueño de su fundador, Don Valentín Bianchi.

Un breve repaso de la historia familiar

En 1887 nació en Italia Valentín Bianchi, quien en 1910 (con solo 23 años) dejó atrás la pequeña localidad de Fasano y viajó a la Argentina, puntualmente a San Rafael.

En 1928, luego de años de esfuerzo y perseverancia, logró concretar uno de sus más grandes sueños: tener un viñedo propio e inaugurar una bodega a la que llamo "El Chiche".

Dispuesto a hacer los mejores vinos del país, importó cepas europeas y las adaptó a las características climáticas y orográficas de la región. Poco a poco fue forjando una bodega familiar cuyo nombre se convertiría en un auténtico patrimonio de la Argentina: Bodegas Bianchi.

El legado de don Valentín continuó con su hijo, don Enzo Bianchi, quien supo codificar aquel pensamiento de su padre y asentó otro de los grandes pilares de la bodega: la búsqueda constante de innovación y de la más alta calidad en sus vinos. Intrépido y rupturista, fue el creador de tintos y blancos vanguardistas que marcaron tendencia en el estilo de los nuevos ejemplares argentinos. De su conocimiento e intuición nacieron Don Valentín Lacrado y Bianchi Particular, entre otras etiquetas emblemáticas de la vitivinicultura nacional.

Don Enzo fue quien tuvo la visión de trabajar en familia junto con sus hijos y primos, enseñándoles el camino para continuar juntos con el negocio heredado. En 1995 fundó su revolucionaria champañera, que en poco tiempo convirtió a San Rafael en un polo enoturístico. Actualmente esta innovadora bodega es visitada por más de 85 mil turistas al año.

Los tres hijos de don Enzo –Valentín, Raúl y Sylvia– junto a sus primos, los Stradella, forjaron esta gran familia del vino y continuaron el legado de su padre y su abuelo elaborando varietales de alta calidad que han sido reconocidos y premiados internacionalmente.

En la actualidad, con 90 años de historia tejidos por cuatro generaciones, la familia Bianchi mantiene intactos los valores de sus antepasados. Sus vinos respetan la herencia de don Valentín y resaltan las bondades de los terruños de San Rafael y el Valle de Uco.

Más información en http://www.bodegasbianchi.com.ar

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