Hay días en los que Braian Toledo brilla más que en la pista y se convierte en un héroe sin jabalina. Al menos una vez al mes uno de los mejores deportistas olímpicos del país carga su auto con bolsas de mercadería y sale a recorrer los barrios aledaños a su Marcos Paz natal. Con la ayuda de su novia, impulsora de la idea, el atleta va por calles y cuando observa una casa o lugar necesitado, se baja, toca la puerta y ofrece su regalo.
"¡Hola! Si no se ofenden, quería dejarles esto, quizá los ayude un poco". Braian apenas explica por qué lo hace, no dice quién es ni acepta fotos o grandes agradecimientos. Sólo le interesa ayudar porque vive con su historia a flor de piel. Sabe que él pudo darla vuelta, que hoy su realidad es otra (sin sobrarle nada) por ser uno de los mejores lanzadores de jabalina del mundo, pero no se olvida de las necesidades que pasó. "A mi familia le hubiese venido bien algo así. Pasamos frío, hambre… Por eso me llena de placer ayudar a gente que está en una situación parecida a la nuestra", explica quien se metiera en la final de los JJ.OO de Río 2016 (fue 10°) y hoy se entrena a full para ir por más en Tokio 2020.
Toledo destina cada mes un porcentaje fijo de sus ingresos para hacer esta movida solidaria y asegura que no hay sentimiento más hermoso. "Es algo difícil de explicar. Te sentís Papá Noel", dice mientras cuenta cómo reacciona la gente cuando llega de sorpresa. "Muchos no entienden, algunos no me conocen. Preguntan si es verdad, por qué lo hago…", cuenta quien hoy ya no lo realiza al azar porque encontró los lugares que necesitan más y va directo allí.
Eso sí, esta solidaridad que practica a diario le vuelve de las formas más emotivas. “Hace unos años volvía para casa y vi a un hombre, con su hijito, revolviendo la basura. Era fin de mes y a mí me quedaban sólo 50 pesos en la billetera porque justo en esos días habíamos hecho una compra importante. Pero ni lo pensé: se los di al nene para que se los alcanzara al padre. Cuatro años después, cuando mi mamá empezó a estudiar en una escuela nocturna, se cruzó con una mujer que, cuando la vio, se puso a llorar desconsoladamente. Cuando se calmó, le contó esta misma historia… Le dijo lo que había significado ese gesto para ellos, que en ese momento su esposo no había reaccionado para agradecerme como me merecía. Mi mamá se emocionó, volvió a casa y me agradeció lo que hice. Le respondí que era lo que ella había alimentado en mí. Hoy seguimos ayudando a esa familia, como a otras... Y es lo que me hace feliz, lo que me llena el alma y el espíritu. Me alegra tanto como ganar una competencia”, relata Braian con una sensibilidad que impacta.
Cada acción en la vida de este deportista tiene que ver con una historia que incluyó abandono (de su padre), violencia y una frase de su madre ("No sé qué voy a darles de comer mañana") que lo estremeció de chico y resume las necesidades que pasó su familia. Hoy la vida es otra, aunque haya días en los que Braian no lo pueda creer. "Me sigue pareciendo increíble cómo pude cambiarla. Me levanto y me pregunto si es verdad. Hace años dormíamos todos apretados en una casilla, no había para comer, mi vieja trabajaba por 20 pesos para comprar un kilo de pan y yo le hacía la tarea a mis compañeros por centavos para ayudarla. Todo lo que me pasa lo vivo el doble y me gusta ayudar. Sé lo que es tener hambre, dormir en el piso, con frío o calor…Y eso no tiene que ser siempre así. Entendí que podía cambiar mi realidad. Me lo propuse, me esforcé, fui disciplinado y lo conseguí, aunque con ayuda de mucha gente también. Por eso me gusta devolver", reconoce a los 25 años.
Por eso Toledo no dudó en sumarse a Huella Weber, el programa social de Weber Saint Gobain que elige a deportistas con conciencia social para protagonizar cambios en la sociedad eligiendo un lugar para refaccionar con materiales que pone la empresa. "Elegí la ONG Manos en Acción en Marcos Paz porque me hace acordar al comedor que iba, a tomar un mate cocido con pan casero o tortas fritas. Pasé por eso y sé lo importante que es, lo bien que me sentía y no sólo por comer…", rememora.
En Manos en Acción está Mónica con su marido, sosteniendo un merendero al que cada día asisten 40 chicos con hambre y necesidades de contención. “Estoy comprometido. Cuando fui y vi los cambios en infraestructura me emocioné. En poco tiempo comenzaremos la segunda etapa de refacción. Ahora haré donaciones de panchos porque van a instalar un puesto para vender en el Motorshow de Marcos Paz”, dice.
Braian está orgulloso de participar del programa junto a colegas (y amigos) olímpicos. "Es único compartir un programa que ayude a la gente con Pareto, Chiaraviglio, Crismanich, Delfi Merino... Todos ayudamos y potenciamos los proyectos. Es soñado. Weber es la única empresa que hace algo así, ojalá otras la imiten. No me lo voy a olvidar en la vida porque me ayuda a ayudar y, además, nos permite descubrir cosas nuestras y nos muestra que hay otro mundo…"
Claro, no todo es ayuda en su vida. El 2018 fue tranquilo en cuanto a torneos, aunque no dejó de entrenar. Estuvo 4 meses en Finlandia con el mejor lanzador de jabalina del mundo (Kari Ihalainen) y en enero volverá. “Extraño la competencia, pero este año fue de aprendizaje. Cuando estás en el país hay cosas cotidianas que se vuelven normales pero, cuando estás afuera, te das cuenta lo importantes que son, como extrañar a seres queridos. Mi vieja estuvo enferma y enfrenté el miedo a que le pase algo mientras estoy lejos”, explica el lanzador.
Su método de prácticas es otro y lo ayudó. “No soy tan autoexigente. Allá se entrena fuerte pero de otra manera: se respetan descansos y la esencia del deportista, lo que sos más allá de la jabalina. Te escuchan, dejan participar para saber qué te hace mejor. Con Kari dialogamos mucho y fue mi segundo año con él. Si bien sigo siendo responsable, siento que disfruto más el proceso. El deportista, a veces, es futurista, se pone una meta a 4 años y no disfruta hasta que llega. En eso cambié en Finlandia, me tomo todo con tranquilidad. Estuve 10 años viviendo en piloto automático, era entrenar y competir. Y así se te puede ir la carrera y parte de la vida. Hoy disfruto más de los míos, de una reunión familiar, de transmitirles enseñanzas y valores a quienes tengo alrededor”, agrega.
Un cambio interior que incluye, además, el estudio a distancia de una carrera universitaria. "Siempre es algo que tuve dentro mío. Mi realidad no me lo dejaba y ahora puedo gracias a la beca de la Universidad Siglo 21. Elegí Marketing y Publicidad digital porque es una carrera con futuro. Hoy mucho pasa por el marketing, me ayuda a direccionar mi carrera y a aprovechar las redes sociales. Es una buena herramienta de trabajo y, además, el estudio permite distraerte, sacarte las presiones del profesional. Y siempre que uno está feliz, completo y en paz, rinde mejor en la pista", asegura con la lucidez de un gurú espiritual. En el 2019, Toledo tendrá con tres campeonatos como metas principales: Sudamericano y Panamericanos, ambos en Perú, y el Mundial de octubre en Qatar. "Presiento que será un gran año para mí. Tengo muy buenas sensaciones. Todo está fluyendo, estoy muy feliz con mi equipo y el entrenamiento.
Estoy muy enfocado aunque, repito, disfrutando el camino y sabiendo que hay cosas fuera de la pista que son tan importantes como las medallas, como superarse, ayudar a las otros y ser una mejor persona". Parece que, al menos en eso, Braian ya ganó.