Los médicos, policías y peones de fábrica deben trabajar a menudo a horas a las que otros duermen. Realizan turnos de noche por los motivos más diversos, pero más tarde o más temprano todos experimentan problemas similares.
Da igual si trabajan en la cadena de producción, recorren las calles en patrulla u operan de urgencia una apendicitis. “Trabajar en turnos nocturnos nunca es verdaderamente sano. Nuestro cuerpo no está hecho para trabajar de noche”, afirma Hiltraut Paridon, psicóloga de una aseguradora alemana.
Según la experta, puede ser que haya personas a las que el turno de la noche les guste más que a otras, pero a largo plazo nadie tendría que trabajar sólo de noche. Es que muchas funciones corporales siguen ciclos de 24 horas. Por ejemplo, la hormona del sueño melatonina es segregada en diferentes cantidades a lo largo del día, menos por el día, más por la noche. Si los empleados trabajan por la noche, se interfiere en este ritmo.
“Muchas personas sufren de insomnio, tienen problemas para dormirse después del turno de noche o no pueden dormir de un tirón”, dice Paridon, quien explica que hay toda una serie de enfermedades asociadas al trabajo nocturno, entre ellas de tipo cardiovascular y del sistema digestivo.
“Los trabajadores del turno de noche se suelen alimentar peor, fuman más y hacen menos deporte”, afirma la psicóloga. Paridon recomienda a estos trabajadores prepararse en casa algo sano para comer, para no acabar comiendo sin más una barrita de chocolate y bebiendo algo dulce. Además, deberían esforzarse por hacer deporte regularmente en su tiempo libre.
A menudo no es sólo el cuerpo el que sufre sino también el alma. “Los contactos con otras personas se ven alterados por el trabajo nocturno”, dice por su parte Friedhelm Nachreiner, catedrático de Psicología, quien asegura que en el peor de los casos los horarios de trabajo atípicos pueden llevar al aislamiento social. Un trabajador del turno de noche se va a dormir por la mañana, cuando comienza el día para el resto de las personas a su alrededor.
Por ello, quien trabaje por turnos, debe esforzarse por encontrar su ritmo de vida y citarse regularmente con amigos y familiares para, por ejemplo, comer o salir a correr en un día concreto o para excursiones esporádicas.
En ningún caso deberían sobrecargar de tareas su día de descanso, por ejemplo dedicándolo a la construcción de su casa o a solucionar trámites ante las autoridades. “Esto no sólo es cansador sino que, además, aumenta enormemente el riesgo de accidentes”, afirma Paridon.
Mientras que el cuerpo alcanza entre las 2 y las 4 de la mañana su punto más bajo de rendimiento, por las mañanas puede encenderse de nuevo. Sin embargo, los trabajadores nocturnos deben preocuparse de disponer del suficiente sueño después de su turno, si bien es cierto que el momento de irse a dormir depende del tipo de persona. Unos se meten en la cama justo después de su turno, mientras que otros necesitan un tiempo para aliviar las tensiones.
Determinados rituales pueden ayudar a tranquilizarse. “Puede ser tomarse un té, leer un rato el periódico o darse una ducha. Cada uno debe descubrir qué es lo que mejor le viene”, dice Paridon.
Con todo, es importante una cosa para un sueño reparador: un entorno tranquilo y cortinas oscuras. “Bajo ninguna circunstancia se deben emplear regularmente pastillas para dormir”, indica, señalando que los trabajadores pueden acostumbrarse a tomar pastillas y caer con ello en dependencias.