Quienes conocimos a Ana María Sedevich sabemos bien que no se ha ido.
Sabemos bien que ahora está en muchos lugares, pero principalmente sabemos que está con sus seres más queridos: su familia, sus amigos; y sabemos también, que seguirá estando en cada rinconcito de Mendoza donde el ambiente precise de un ‘ángel bueno’ que lo cuide.
Gracias por darnos tanto... por tu dulzura, por tus firmes convicciones y tenacidad, pero especialmente por tu intelecto agudo e indómito y por tu grandeza y generosidad sin límites.
Hasta siempre, hasta pronto...
¡Hasta cualquier momento inolvidable Anita!
Carlos Pincolini - Abogado-Ambientalista