Son grasosos, deliciosos pero también un poco asquerosos en su composición. Estos alimentos llevan en su interior de todo. Desde pedazos de cabeza vacuno hasta labios de dicho animal por mencionar sólo algunas partes.
Un recuento muy desagradable:
Gelatina. Los chicos y grandes la aman pero ¿qué contiene? Un 90 por ciento de colágeno. Se produce con piel de ganado vacuno sin curtir, pedazos de cabeza y huesos. A estos productos se les retira la grasa y se los tritura. El cuero se lava con ácido. Todo se mezcla y listo: gelatina.
Salchichas. Se producen con los desperdicios de animales. Restos de vaca, cerdo y gallina en el mejor de los casos. Lo que más se usa es el hocico, el hígado y las orejas del chancho. También el bazo del cordero, esófago de cabra y los labios de la vaca. A esta mezcla se le pone sal, maíz, colorante, y más. ¿Te animás a un pancho?
Queso Cheddar. Es el famoso queso amarillo norteamericano pero no es recomendable por la cantidad de sal que contiene y de aditivos. Se hace con lácteos fermentados y mucho colorante. Comerlo no es nada nutritivo ya que no contiene queso real.
Morcilla. Son deliciosas pero aseguran los que lo hicieron que se uno viera una morcilla en un microscopio no volvería a probar su carne. Se trata de sangre de cerdo coagulada y cocida en grasa. Se las coloca en tripas de intestino que apestan. Para sacarles el olor se lavan con jabón y limón. Lo duro que se siente al comerlas son huesos triturados de la cabeza del cerdo.
Kanikama. Deliciosos bocaditos de cangrejo que resultan no tener nada de cangrejo. Se hacen con menudencias de diferentes pescados que se enfrían y calientan en diferentes momentos para conseguir la pasta blanca. Se sazona bien para que tenga un buen sabor. El rosa de afuera es puro colorante.