“Si al pibe lo dejás correr, de cara al arco rival, con la pelota atada al pie, te va a pintar la cara”. La profecía lanzada en la platea local se hizo realidad apenas iniciado el complemento. Gutiérrez dejó expuesto el lado izquierdo de su defensa y apareció Santiago González en una corrida memorable para abrir el marcador con un remate cruzado y poner fin al dominio territorial que hasta ese momento tenía el Celeste.
Durante la primera mitad, el “7” lejos estuvo de ser protagonista. Sin espacios para moverse, corrió más buscando recuperar el balón que mirando hacia el arco de Luciano Silva. Gutiérrez, con un mediocampo repleto de volantes centrales, manejó a su antojo el juego, aunque no tuvo lucidez sobre las bandas. Fueron los peores momentos del Botellero, que apenas pudo pasar la mitad de la cancha. Desde la pelota parada, el local generó momentos de zozobra frente a la valla de Damián Tello. Sin embargo, no hubo puntería; y cuando no hay puntería...
El miércoles, desde las 21.30, Deportivo Maipú visitará a Gimnasia, en el duelo revancha por Copa Argentina. El Cruzado va ganando la serie 1-0.
Maipú contó con la clarividencia de Oscar Amaya, quien lustró su botín para una habilitación memorable al “Mágico” y los argumentos de Gutiérrez se fueron al tacho. Apenas iban dos minutos del complemento y el local se quebró por completo: cinco para atacar y cinco para defender. Mientras, el Botellero decidió defender la ventaja, juntando sus líneas y aprovechando que su rival nunca logró romper sobre las bandas.
Fueron todos intentos por el medio, desde lanzamientos largos o paredes que nunca prosperaron. Enorme trabajo defensivo de la visita, que tiene una dupla de centrales en gran nivel y un Franco Valori que entiende el juego siempre.
Desde ese coraje para aguantar, llegó otro pelotazo largo para una nueva corrida de Santi, quien definió con mucha jerarquía (“en el primer tiempo vi que el arquero estaba adelantado y avivé para definir”, contó un rato después). Y aunque quedaba mucho por jugar, Gutiérrez sabía que nada podía hacer para cambiar la historia. A esa altura, los profetas de la platea, se miraban resignados.
Sperdutti pidió que el festejo fuera íntimo
Cuando el triunfo estaba consumado y los jugadores visitantes se abrazaban, surgieron algunos cánticos dedicados al Celeste. Carlos Sperdutti, que acababa de saludar a los árbitros, se mostró molesto por la situación y pidió a sus dirigidos que no continuaran. Obvio, el plantel emprendió la salida de la cancha en completo silencio.
Después, cuando llegó la hora de enfrentar los micrófonos, el “Gringo” contó que no le gustó para nada la actitud de sus dirigidos y destacó que el clásico terminó en paz. “Lo importante es que nos cuidamos entre todos”, confió.
