Colores secretos del desierto

El “desierto florido” es un espectáculo único que ocurre en el norte de Chile cada varios años

Colores secretos del desierto

“No hay escasez de agua en el desierto. Hay exactamente la cantidad precisa, una perfecta proporción de agua y roca, de agua y arena... No hay escasez de agua aquí, a menos que quieras establecer una ciudad donde no debería haber ciudades”.

El texto de Edward Abbey, un gran defensor de los espacios salvajes, se puede aplicar al desierto de Atacama. Este sector del norte chileno es el lugar más árido del planeta pero administra sabiamente sus recursos.

Por ejemplo, atesora durante años semillas en estado latente, que deja germinar cuando las condiciones de humedad son propicias. Cuando lo hace, las vastas extensiones se pueblan de flores y de colores, lo que da origen al “desierto florido”, un espectáculo de belleza extraña, que está ocurriendo en estos días por segunda vez en el año.

Los valles y arenales entre Huasco y Caldera, al sur de la ciudad de Copiapó (a la altura de Catamarca), se tiñen de escarlata y violeta. Son más de doscientas especies de plantas y flores, muchas de ellas endémicas (sólo existen aquí), que remplazan por poco tiempo a los tonos ocres habituales de estos llanos arenosos.

La fauna acompaña este esplendor y es posible, por ejemplo, ver unas enormes iguanas que miran fijo al intruso. (El intruso luego aprenderá en wikipedia que se trata de la especie Callopistes maculatu, la mayor de Chile, que mide hasta 50 cm).

Un ecosistema mágico y complejo
Es doblemente inusual presenciar el desierto florido en otoño, ya que este fenómeno se da cada varios años y con una sola floración, en primavera. Pero la cantidad de lluvias producidas en la región de Atacama este año -a causa del fenómeno El Niño- produjo un segundo "florecimiento" general.

La metamorfosis de estas planicies de arena y piedra en praderas tipo teletubby (si es que alguien recuerda esos viejos dibujitos) tiene su atractivo paisajístico, por supuesto, y también uno científico.

Así lo explica Pedro León Lobos, profesional del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (Inia) chileno: “Es uno de los fenómenos naturales más espectaculares del país. Se caracteriza por la floración masiva de una gran diversidad de especies de flora nativa y endémica, en pleno desierto de Atacama y ocurre cada cinco a siete años gatillado por las precipitaciones asociadas a la ocurrencia del fenómeno de El Niño".

Por ejemplo en Caldera (vieja ciudad con una estación de trenes todavía más vieja, vale la pena visitarla) en un año normal llueve menos de dos milímetros, pero este año ya han caído 35,4 mm.

"Si no hace mucho calor y se mantiene la nubosidad -dice Gina Arancio, profesora de Biología de la Universidad de La Serena- el desierto florido se mantendrá hasta fines de octubre y hacia la costa un poco más, gracias a la camanchaca” (la espesa niebla costera chilena).

El regreso del "Deme dos"

Chile sigue recuperando terreno en las preferencias de los visitantes argentinos, de la mano del "dólar tarjeta". Según datos del Indec, en el primer trimestre de 2015 pasaron a Chile 651.600 argentinos, 22% más que en el mismo período de 2014. Y durante el segundo trimestre de 2015, viajaron 283.600, 52% más que el año pasado.

Una buena parte de estos viajeros, claro, no cruza la cordillera para admirar escenarios naturales sino para sumergirse en los mega shoppings de Santiago. El viejo y querido "deme dos"...

Cómo llegar

Los especialistas estiman que el desierto florido se podrá apreciar hasta noviembre: vale la pena insertar unas mini vacaciones en el ajetreo pre-electoral y previo a fin de año, para cruzar la Cordillera y visitar, por ejemplo, el Parque Nacional Llanos de Challe, en Huasco. En esta reserva se pueden admirar estas famosas praderas de flores ondulando al viento en un contexto protegido y con senderos interpretativos.

Para los mendocinos, una posibilidad es cruzar en vehículo por el paso Cristo Redentor y luego tomar la Ruta 5 hacia el Norte, hasta pasar La Serena. Un viaje largo -950 km- pero atractivo. La opción aérea es vía Santiago-Copiapó. No ahorra demasiadas horas y cuesta desde unos 4.500 pesos por pasaje (LAN). También se puede ir en bus, pero es toda una logística.

Una aclaración para detallistas: este desierto florido tardío ha explotado con mayor fuerza en el "Norte Chico" chileno, como Huasco y Caldera, que se ubican bastante al sur del desierto de Atacama "puro", pero que nos quedan un poco más cerca.

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