Sea cuál sea la razón, el estrés es provocado por uno mismo. El trabajo, el dinero, la pareja, la familia son factores que detonan los síntomas de estrés como el dolor de cabeza, dolor muscular, ansiedad y en muchas ocasiones depresión.
1. Respirá: Cuando te encontrés en una situación complicada, conflictiva, llena de tensión, respirá profundamente. Hacelo hasta que comiences a sentirte tranquila.
2. Ejercitate: La actividad física te ayuda a aclarar las ideas, a eliminar las hormonas propias del estrés como el cortisol y a liberar endorfinas, que son las hormonas que te hacen sentir bien.
3. Masajes:
Calentá en un recipiente 20 gotas de aceite esencial de canela y 2 cucharadas de aceite de almendra. Retirá del fuego y da un ligero masaje detrás del cuello, de esta forma liberás energía que te permite estabilizar el estado de ánimo.
4. Recompensate: Si has tenido un día lleno de tensión, regalate pequeños momentos que te proporcionen placer. Un baño de burbujas, leer un libro, ir al cine, hacer un curso, etc. De esta forma relajás tu mente y cuerpo, notarás que te sentirás con más energía para poder afrontar las situaciones problemáticas.
5. Organizá tu tiempo:
Establecé prioridades, preocupate por las cosas que son necesarias hacer de forma inmediata. Dejá de lado las cosas que te quitan tiempo. Si utilizás mejor tu tiempo, con el pasar de los días tu actitud cambiará y te sentirás mucho mejor.
Es imposible evitar los conflictos cotidianos, pero, no hay que obsesionarse con ellos. Aprender a controlar tu estrés es vital para poder dar mejores soluciones a los problemas.