Cuando los dientes no están sanos surgen varios inconvenientes: masticar es problemático, suelen presentar dolores y su apariencia no es buena. Para evitar llegar a este punto es importante la prevención, que consiste no sólo en una buena higiene bucal, sino también en la visita regular a un buen dentista.
En general, se sabe si un dentista es bueno con el paso de los años. Sin embargo, se puede ganar tiempo investigando on line y escuchando recomendaciones del círculo más cercano. También es bueno estar atento a determinados aspectos como:
El chequeo: En una primera visita es importante que el dentista le pregunte si sufre de enfermedades crónicas. Además, es fundamental que la revisión sea a fondo. Algunos problemas no se detectan a simple vista, por lo que puede ser necesaria una radiografía. No hace falta que los controles posteriores sean tan exhaustivos. Así y todo, es necesario que la salud dental sea documentada minuciosamente. Por eso, un dentista que le realiza un rápido control a sus dientes, no es lo más recomendable.
Asesoramiento: Antes de someterse a una intervención, un paciente tiene derecho a que se le explique el procedimiento. Es importante que se le detallen todas las opciones, sus ventajas y desventajas y sus costos; que no se sienta presionado y tenga tiempo para pensar qué es lo mejor. La decisión, en última instancia, es del paciente.
Tratamiento: Un buen dentista se rige por la máxima de "más vale prevenir que curar"; pone el acento en las medidas de profilaxis (como una correcta higiene bucal) y se toma tiempo para explicarle al paciente cómo lavarse bien los dientes. También se preocupa por mantener la mayor cantidad de dientes sanos, lo que logra actuando de forma preventiva y con terapias lo menos invasivas posible.
Servicio: Debe brindar un servicio determinado, que incluye tiempos de espera reducidos y avisar a los pacientes con anticipación en caso de demoras. También forma parte de un buen servicio que se le recuerde a la persona su turno con antelación y que tanto el médico como su equipo se tomen el tiempo necesario para responder preguntas de los pacientes.
Higiene: Un consultorio odontológico, así como sus aparatos e instrumentos, deberían verse limpios y cuidados. También es importante que el dentista y sus ayudantes vistan ropa limpia y que lleven protección en los pies y en la boca durante una intervención.
Tecnología: Los instrumentos caros y sofisticados no se traducen en una buena práctica. Sin embargo, si los equipos se ven muy viejos, no es una buena señal, ya que significan posibilidades reducidas. Lo ideal es que el equipo esté a tono, técnicamente, con el estado actual de la ciencia.