Una vez consumado el pase a la final de la Copa Libertadores, los jugadores de River se fundieron en un abrazo en la mitad de la cancha.
Todos se reconocían por los colores y por ser compañeros hasta que apareció en escena un invitado inesperado: un hombre de seguridad, quien también se sumó a los abrazos con los futbolistas millonarios, sin importarle que estaba haciendo segudidad para Boca.
En pleno tumulto conformado por los jugadores de River, una persona con un chaleco de seguridad puesto abrazó desde atrás a los artilleros del Millonario y festejó junto a ellos la hazaña concebida en la Bombonera.