River lo hizo de nuevo. Perdió 1-0 y sufrió, pero pasó a la final, eliminó por quinta vez a Boca de la mano de Gallardo y va por su quinta Libertadores.
Con una propuesta más ofensiva que la empleada en el Monumental, el Xeneize intentó adueñarse de la pelota. Sin embargo, los contragolpes liderados por Casco y De La Cruz conformaban una preocupación constante en los de Gustavo Alfaro.
La vía aérea fue el primer recurso que aplicó el dueño de casa para lastimar al Millonario. La potencia de Wanchope Ábila y los anticipos de Mas fueron los exclusivos argumentos de Boca para amenazar a Armani. En cambio, los de la Banda se animaban a atacar a espaldas de Buffarini, con el dos-uno que propiciaban Milton Casco y De la Cruz.
Estalló la Bombonera cuando Salvio marcó el primero de la noche, pero una mano de Mas en la jugada previa invalidó correctamente la acción.
Las dudas de un acelerado Andrada y las imprecisiones en la última línea reflejaban la angustia con la que se vivía el partido. Los de arriba continuaban lastimando con la pelota parada y en la situación más compleja para Armani, Enzo Pérez desacomodó al arquero con un despeje fallido que de milagro no fue gol.
En la reanudación del pleito, una distracción de la defensa de River le dio la posibilidad a Wanchope Ábila de celebrar el 1 a 0, pero la demora del delantero facilitó la tarea de Martínez Quarta para desactivar el peligro. Una situación similar a la que tuvo Mac Allister dentro del área chica, pero una definición ancha se diluyó en una confusión que Sampaio resolvió con un supuesto fuera de juego.
Alfaro movió el banco y mandó a la cancha a Hurtado y Zárate (por Ábila y Almendra), mientras que Gallardo apostó por Lucas Pratto para aguantar el balón arriba y Paulo Díaz por un tocado Casco. Sin ideas, Boca intentó ir por la ventaja, pero River resistió en medio de un trámite ordinario y lleno de tensión.
Armani se mostró muy seguro ante un par de remates de Zárate y Pratto le perdonó la vida en una contra. Hasta que después de un nuevo centro, la bajó López y Hurtado la empujó en la línea para el 1-0. Boca se ponía a tiro de los penales. Con sus armas (la pelota parada), el Xeneize buscó el segundo gol. Sin embargo, Boca no pudo y terminó muriendo con las botas puestas.