El portero de Independiente Rivadavia ha sido uno de los jugadores más regulares del Azul en las últimas temporadas. Es más, por su entrega, coraje y facultades, se ha ganado el respeto de propios y extraños. La gente de la Lepra se lo hace sentir.
Sin embargo, tenía una deuda pendiente y es la misma que se comentaba desde la tribuna. “Es un arquerazo, pero empieza a sacar bolas increíbles después del primer tanto en contra.
Salva, el segundo, el tercero, el cuarto. Nunca el primero”; estas voces retumbaban en los pasillos del Bautista Gargantini.
El “Pity” tomó el aguante y se hizo responsable de la situación: “Es una deuda pendiente que tengo conmigo en lo personal. Respeto mucho lo que dice la gente. Pero considero que yo siento lo mismo”, enfatizó el número “1”.
Contra Villa Dálmine Aracena no tuvo mucho trabajo. Sus participaciones fueron muy escasas. Es que el equipo de Gabriel Gómez realizó un partido, tácticamente casi perfecto durante el primer tiempo. Sólo le faltó el gol. Generó 5 situaciones claras.
Sin embargo, todo cambió en el amanecer del complemento. Expulsión de Gissi y a acomodar las piezas nuevamente. Complicado. Pero el bloque defensivo del Azul no tuvo fisuras.
Respiró un poco cuando Dálmine se quedó con diez hombres también. Pero a partir de ese momento otra fue la historia. Independiente se animó, volvió a subir sus líneas y quedó expuesto a un contragolpe. Una le tenía que quedar a Dálmine y más teniendo en cuenta que jugaba de local. Y la tuvo nomás. En los pies de Jourdan.
Negri, en su única falla defensiva, cerró hacia el medio, la pelota la dominó el volante local, amagó, sacó un disparo, se desvió en Maidana, descoló a Aracena y la pelota tenía destino de red. Corría el minuto 39 del complemento.
Sin embargo, el ‘Pity’ tuvo una reacción magistral: en el aire, acomodó el cuerpo, cambió su dirección y contuvo el balón con las dos manos. “¿De dónde sacaron a este fenómeno?”, gritó un plateísta del Viola de unos 70 años y con su radio pegada al oído derecho. Como los hinchas de antes, no como los de hoy, que siguen el juego por aplicaciones de Android.
Infernal lo que sacó Aracena. Selló su arco. Le puso un muro. Y cómo es el fútbol de caprichoso, Cristian pasó desapercibido, porque minutos después se llevó todas las miradas José Méndez, quien desperdició una chancha única debajo de los tres palos. Y cuando todas las rabietas tenían un único destinatario: el “Loco”, apareció Gastón González (de muy buen partido) y con un zapatazo a quemarropa liquidó el partido. Gol y triunfo. Gol y flashes. Sin embargo, 10 minutos antes, hubo una atajada de ‘Pity’ Aracena, que ganó el partido.
Esas pelotas imposibles de sacar que tanto le pedían, la contuvo. Lo logró e Independiente sumó tres puntos de oro.
Finalizado el encuentro, Aracena, dialogó con Más Deportes y reconoció su deuda: “Era mínima deuda pendiente conmigo mismo. Sentía lo mismo. En una jugada clave nos convertían y abrían el partido. Tenía que tener una atajada de esta manera, como para sellar el arco. Gracias a Dios, la tuve y luego pudimos convertir. Es difícil y más en un partido que no nos habían atacado demasiado”.
Pero llegó el gol de González y el ‘Pity’ fue uno de los más descontrolados en el festejo, corriendo como una especie de maratón: “Es un desahogo muy grande. Es complicado lo que estamos viviendo. Pero, el equipo demuestra que tiene la voluntad, el coraje y la personalidad para enfrentarlo. Vamos a salir. Dimos un gran paso. Quedó reflejado que podemos”.
Y esa situación, la realidad asfixiante de pelear por no descender, partido a partido, tiene su estigma: no poder ganar de local. “Es la gran deuda que tenemos. Somos conscientes de esa racha negativa. Pero, tenemos una semana para trabajar y convencernos que contra Gimnasia de Jujuy jugamos otra final que no se puede regalar nada. Tenemos que ganar en casa. Dejar los tres puntos. Y saldar esa deuda”.
Luego, el Pity, habló del tema promedios y afirmó: “Lamentablemente se habla mucho de los promedios. Somos muy pocos los jugadores que nos quedamos y llevamos la barrera de estos colores. Lo defendemos con el alma. Se recae mucho sobre el teman y nosotros debemos marcamos el camino”.
Por último, el portero, habló de cómo se sintió el grupo en el vestuario tras el triunfo: “Nos sacamos una mochila que teníamos. El equipo no mereció perder ni con Morón, ni con Sarmiento. Son situaciones que te ponen en un lugar muy delicado. Pero, respondimos y volvimos al triunfo. Ahora, tenemos que disfrutar pero no mucho. Después estás pendiente de los otros resultados, de la familia que sufre y mucho. De todo. El contexto por ahí no colabora. Pero, quedó demostrados que si jugamos como contra Villa Dálmine, Independiente se va a salvar”.