Mavys Álvarez es la cubana con quien Diego Maradona mantuvo una relación amorosa en el año 2000. Por aquel entonces, el ídolo del fútbol estaba en la isla de Fidel Castro para tratar su adicción a las drogas, mientras que ella apenas tenía 16 años.
En diálogo con el América TeVé, el canal 41 de Miami, Mavys Álvarez (hoy de 37 años) decidió contar detalles de cómo fue el primer encuentro con el Diez, su ingreso a un mundo de lujos y su caída en las drogas, además del alejamiento de su familia y de sus amigos.
El 1 de septiembre de 2000, Mavys paseaba por la zona de Matanzas, al este de La Habana. Rubia, delgada, de ojos claros... Llamaba la atención de inmediato. Un hombre la interceptó y le propuso algo impensado: conocer al mismísimo Diego Maradona. Le dijo que el exfutbolista estaba deprimido, por lo que necesitaba alguien para conversar.
“Al principio pensé que quien me proponía eso estaba loco. Era un cubano. Después supe que era el salvavidas del hotel. En el carro, a unos pasos, nos miraba Carlos Ferro Viera, amigo de Maradona. Estuvieron más de una hora convenciéndome de que era importante ayudar a Diego, que era una figura mundial, amigo de Cuba y que estaba deprimido. Y finalmente acepté”, contó Álvarez.
La mujer reveló que en el hotel la recibió el amigo de Diego, Guillermo Coppola. “Ahí me asusté muchísimo porque estaba en toalla y pensé lo peor. Unos minutos después me recibió Maradona. Conversó mucho conmigo y me dio confianza. Me cayó bien. Nunca se propasó. Me invitó junto a mi familia al día siguiente a cenar al palacio Dupont”, detalló la cubana.
“Yo era una niña. No tenía maldad ninguna. Él era un extranjero, un rico y se había fijado en mí. No podía decirle que no. Era un privilegio ser su novia”, recordó.
Mavys ingresó a un universo desconocido teniendo en cuenta el régimen de Castro vigente en la isla: comer en restaurantes, visitar discotecas, fiestas. Situaciones desconocidas e impensadas bajo el comunismo cubano.
“Mi mamá no lo tomó nada bien. Tampoco mi papá. Pero a esa edad uno suele ser muy rebelde y no tener en cuenta el criterio de los padres. La vida con Maradona era muy loca: fiestas, discotecas. Me llevaba a comer…. Nunca imaginé que después me metería en las drogas de la que me costó tanto trabajo salir”, reflexionó la mujer.
En la entrevista, Mavys Álvarez dejó en claro que, aunque el jugador se lo propuso en varias oportunidades, ella siempre se negó a participar en fiestas sexuales.
En ese sentido, Mavys confió que ella nunca ejerció la prostitución, algo común entre muchas menores de edad en Cuba que buscan en los turistas alivio para las necesidades económicas de su familia.
Un amigo de Álvarez, Harold Crespo, habló también en TV y rememoró el gran cambio que supuso para Mavys conocer a Maradona.
“Fue impresionante ver la transformación de Mavys, de esa niña inocente y alegre que todos conocíamos a lo que se convirtió después de ser sumergida en ese mundo de alcohol y drogas. Fue muy duro”, dijo vía telefónica.
Qué sucede en Cuba con los menores de edad
La abogada Laritza Diversent, quien dirige Cubalex, una ONG que se dedica a asesorar jurídicamente a la sociedad civil cubana, asegura que Maradona no infringió las leyes cubanas con esta relación.
“En Cuba no se criminaliza las relaciones con menores de edad. A partir de los 14 años las niñas pueden casarse con el consentimiento de sus padres. Las relaciones sexuales sólo constituyen delito si se realizan bajo estupro, es decir, si el adulto utiliza el engaño o el abuso de superioridad sobre el menor”, explicó.
“Lejos de proteger a la menor, en Cuba esa adolescente pudo haber sido sancionada por el delito de peligrosidad predelictiva, que es la figura legal que utilizan contra las muchachas que tienen relaciones con turistas”.
Las medidas de seguridad predelectiva están definidas en los artículos del 73 al 84 del Código penal cubano, y pueden llevar condenas de uno a cuatro años de cárcel.