El presidente Alberto Fernández alquiló el avión privado de Lionel Messi para viajar a México. La gestión estuvo a cargo del empresario Gustavo Carmona, quien coordina la utilidad de la aeronave que el astro argentino adquirió en diciembre de 2018 por 15 millones de dólares.
El costo del traslado es de 160 mil dólares por cuatro días de alquiler. Ante la necesidad de trasladarse con seguridad sanitaria y personal, la comitiva presidencial se sentó en las butacas donde suele acomodarse la familia Messi y sus amigos más íntimos.
La nave es un Gulfstream V, matrícula LV-IRQ, fabricado en 2004. Dispone de 16 asientos ejecutivos que pueden transformarse en ocho camas, posee dos baños y tiene dos cocinas. La aeronave también tiene detalles e inscripciones con referencia directa al futbolista rosarino: en la cola del avión está estampado el número 10 y en las escaleras que se despliegan se grabó el nombre de Antonela, Thiago, Ciro y Mateo, en alusión a la esposa y los tres hijos del jugador. Una yapa: guarda una playstation instalada con controles dorados. Estas condiciones, sin embargo, son modificadas para los vuelos en los que no se traslada la familia Messi.
En esas butacas se recostaron cómodamente el mandatario junto a la primera dama Fabiola Yañez, Julio Vitobello -secretario general de la Presidencia- y Juan Pablo Biondi, secretario de Medios de Comunicación.
El presidente ya lo habría usado también cuando cruzó la Cordillera de Los Andes para entablar una visita de Estado de dos días en territorio chileno. En esa oportunidad, mantuvo una reunión con su par, Sebastián Piñera, con empresarios y con la CEPAL.
Messi suele utilizar el avión para sus viajes personales y para los traslados de negocios de su padre. También lo pone a disposición de sus compañeros de selección en cada ventana de Eliminatorias Sudamericanas: en él ya han viajado futbolistas como Ángel Di María, Leandro Paredes, Sergio Agüero, Marcos Acuña, Lucas Ocampos y el uruguayo Luis Suárez, entre otros.
La comitiva presidencial permanecerá durante al menos 60 horas en Ciudad de México para cumplir el deseo geopolítico del mandatario argentino de profundizar una agenda estratégica común con su par mexicano, Andrés Manuel López Obrador. El propósito es diseñar un modelo institucional de relaciones bilaterales para incorporar a los países más importantes de América Latina -Brasil, Paraguay y Uruguay- y a los estados que tienen una relación profunda con México por razones económicas y políticas.