Sin lugar a dudas, Belén Francese ya es mendocina por adopción. Es que la actriz leyó en Los Andes la historia de Franco, un joven de 26 años que sufre ceguera de ambos ojos y una parálisis cerebral que le impide hablar y desplazarse, y se sumará a la causa para ayudarlo.
La artista está casada con Fabián Lencinas, un empresario mendocino que se ganó su corazón, con quien tuvo a su primer hijo, Vitto. Desde ese lugar, lo que ocurre en Mendoza la toca de cerca y al conocer la necesidad de Franco, se contactó con el diario para ofrecer su ayuda.
A través de sus redes, la exvedette acompañará al joven y a su mamá, Mirta Alcaráz, para que puedan conseguir una silla de ruedas ortopédica, acorde a las necesidades de Franco.
Él siempre utilizó una silla de ruedas convencional que le otorgó el PAMI, pero necesita reemplazarla por otra mucho más específica y a la medida de su cuerpo debido a las deformaciones que fue padeciendo a través de los últimos años.
El problema recae en que su familia carece de los recursos necesarios para poder adquirirla y su obra social, Incluir Salud, apenas reconoce los pañales.
La familia de Franco recibirá las donaciones a través de la cuenta bancaria CBU: 0110633230063301843779 - CUIL: 27131135071.
Franco sufrió una mala praxis que lo dejó ciego y con parálisis cerebral
Según conto Mirta, la mamá de Franco, a raíz de una mala praxis a los 5 meses de vida, el joven sufre ceguera de ambos ojos y una parálisis cerebral que le impide hablar y desplazarse.
La silla es necesaria para mejorar la calidad de vida del mendocino. Es que su papá le adaptó, como pudo, una silla casera para que pudiera sentirse más cómodo: sacó un préstamo, compró una butaca y la encastró por sobre la silla original para que su hijo pudiera sostener mejor el cuello y estar incorporado.
Sin embargo, en los últimos años su cuerpo cambió mucho y necesita una silla a medida para poder estar más cómodo y no tener tanto dolor.
“Hemos hecho con mi esposo todo lo que estuvo a nuestro alcance pero el día a día de un hijo discapacitado es tan terrible que solo lo entiende quien lo atraviesa. No se lo deseo a nadie”, comentó.
Mirta definió a su hijo, que nació el 15 de agosto de 1995 en San Martín, como un joven hermoso que aparenta ser feliz, es sumamente católico y ama ir a misa, aunque debido a la situación de sus padres hoy tampoco puede hacerlo. Mirta, Oscar y Franco viven en una casita prestada en Desaguadero, ubicado sobre la ruta 7 donde todos se conocen.
Durante años su papá lo llevaba a misa todos los domingos, incluso alzado. “Hoy ya no puede porque nos cuesta movilizarnos. Es algo que extraña muchísimo”, resaltó su mamá sobre otro de los usos que le darían a la silla.