Se hizo famosa cuando comenzó como “la chica del clima”, pero enamoró a miles de argentinos con sus fotos de Instagram y su cuerpo trabajado, al estilo fitness. Hoy se luce como una de las seis finalistas de la segunda temporada de MasterChef Celebrity y disfruta de un noviazgo con el que se la ve muy feliz. Pero para conseguir esa estabilidad en su vida, Sol Pérez pasó por algunas etapas oscuras, cuando el deporte era su obsesión y un cuerpo ideal lo único que le importaba.
Fue en PH Podemos Hablar donde Sol contó sobre una etapa de su vida que ahora ve como de superación. “Me obsesioné un poco con el gimnasio, siempre fui de hacer deportes y no comía absolutamente nada”, comenzó contando. “Lo único que comía era un yogurt y como iba al colegio todo el día, mis papás no podían controlarme. Entonces comencé a desmayarme en la escuela, no podía más con mi vida y estaba pesando 45 kilos”.
Pero en su cabeza, todo iba en buen camino: “Yo me veía toda marcada y en mi mente pensaba ‘qué abdominales tengo’”. Fue en ese momento que su madre la llevó a hacer estudios y los médicos le advirtieron que debería empezar una dieta para subir de peso. Hasta le incluyeron pastillas en hierro.
“Me acuerdo que mis papás se sentaban conmigo en la mesa hasta que terminara el plato de comida mientras se me caían las lágrimas. Yo no tenía hambre, pero me tenían que obligar a comer. Me habían dicho que si no era eso, me iban a inyectar hierro”, agregó la rubia. La situación en su casa era insostenible, pero cuenta que su familia no la dejó de apoyar, aunque debían controlarla para que no fuera a vomitar después de comer. “Tenía unos problemas psicológicos muy grandes conmigo misma por querer ser algo que, en verdad, no era el camino”.
Su relación con la comida hoy
Pero para su suerte, el apoyo de sus seres queridos y un buen seguimiento ha hecho que su percepción de la comida y la imagen personal cambiaran drásticamente. Su vida hoy es otra: “Hoy como de todo. Los días de semana trato de comer más saludable y los fin de semana como facturas, una torta, lo que sea porque es la vida que yo elijo”.
“Nunca manejé las redes sociales como ‘bueno ahora coman esto’. Jamás me van a ver aconsejando qué comer”, confesó sobre un papel en las redes que no va con ella, a pesar de tener más de 5 millones de seguidores. Aunque muchas veces comparte parte de sus rutinas, a pedido de muchos seguidores. “No me imagino una vida sin entrenar”, confesó por su Instagram.