Gladys La Bomba Tucumana es una de las artistas a quien le cambió la vida completamente durante la pandemia de coronavirus. Al estar en pausa sus shows en vivo, ella decidió hacer un cambio rotundo en sus hábitos alimenticios y de entrenamientos y el resultado es increíble.
La cantante cambió su imagen al 100% y se muestra con una seguridad, comodidad y sensualidad tremendas, como nunca antes había pasado. Pero el Covid-19 también le trajo tristeza y mucho dolor a la madre de Tyago Griffo. Es que su hermana Olga fue una de las tantas víctimas de la enfermedad y el 25 de abril quedará marcado como uno de los días más tristes en la vida de Gladys.
La mujer falleció tras estar internada por la complicación de su cuadro y La Bomba Tucumana siempre estuvo a su lado acompañándola y enviándole muchas fuerzas. Y sobre esto habló en la mesa de “Almorzando con Mirtha Legrand”.
La intérprete se emocionó frente a Juana Viale al hablar de su hermana y no pudo evitar las lágrimas en pleno programa: “Hasta el día de hoy no lo puedo creer”. Respecto a la última vez que vio a su hermana, relató: “Fue en mi casa, le dije a todas mis hermanas que comiéramos todas juntas. No puedo creer lo que ha pasado, no puedo creer que mi hermana ya no está, que nunca más voy a verla, que nunca más me va a abrazar, no puedo creerlo como la luchó hasta lo último. Cómo quiso vivir. Mi hermana la peleó, era una peleadora”.
“No es cierto, me niego completamente a esa realidad que me pasó a mí y que le pasó a mucha gente en el mundo. Considero que Dios me hizo una mujer extremadamente fuerte porque siempre voy al frente en todo, y estoy sola, porque no tengo a nadie acá”, sumó la cantante de “La pollera amarilla”.
“Soy una mujer que está sola, tengo todo en Tucumán. Mi hijo vive en Córdoba, él es mi motor para salir adelante, quien me aconseja y me habla”, completó Gladys llorando.
A sus seguidores de las redes sociales, a quienes tantas veces le pidió que rezaran por Olga, ella les agradeció de corazón: “Hace mucho que no me conecto con ustedes y un poco sentí que ahora podría ser el momento. Todavía no puedo. La gente que me sigue necesita un agradecimiento de mi parte. Hoy sentí estar acá para agradecerles”.
Y se tomó el tiempo para aclarar su vínculo con Olga: “Yo no estaba peleada con mi hermana, gracias a dios. Siempre estábamos hablando. Cuando ella estaba enferma, ella pensaba que salía y yo me quedé tranquila. El décimo día fue el que se puso mal y la peleó quince días, veinte con respirador. Con toda la esperanza de que iba a salir”.
Y cerró: “Nunca más vamos a ser los mismos. Ya no somos más siete, ya no somos más cinco mujeres y dos varones. Es muy duro”.