Hace ocho días exactamente, el mundo del deporte hizo una pausa cuando Diego Maradona fue internado de urgencia el 2 de noviembre con un cuadro de anemia y deshidratación. Las noticias iban de mal en peor, cuando después de unos estudios se reveló que debería ser operado por un hematoma subdural. Mucho se especuló sobre su estado y en varias ocasiones sus hijas salieron a defender a su papa de los “chupasangre” que querían aprovecharse de la vulnerable situación del “Diez”.
Pero finalmente se dio a conocer que la intervención había resultado exitosa y después del anuncio de su recuperación en puerta, su médico personal Leopoldo Luque dijo a los periodistas que esperaban fuera de la Clínica de Olivos que el ex futbolista “sale muy pronto, un saludo a todos los maradonianos”. Al final, llegó una sorpresa por redes que nadie esperaba. El mismo médico publicó una foto con su famoso paciente, ya recuperado y con una venda en la cabeza. “Maradona tiene el alta firmada”, declaró a todos los medios.
Sobre lo que queda de su rehabilitación, se sabe que continuará en una casa en la localidad de Tigre, a 30 km al norte de Buenos Aires, en un barrio cerrado que queda cerca del domicilio de Giannina. Uno de los principales requisitos de los médicos es que al ex futbolista lo rodee su ambiente familiar más cercano, pero es prioritaria la tranquilidad. “Lo que hace falta ahora es una unión de la familia y estar rodeado de profesionales de la salud. Con los médicos y la familia Diego va a estar como tiene que estar: feliz”, dijo su abogado Matías Morla.
“Diego pasó el momento tal vez más duro de su vida, creo que fue un milagro que se haya detectado el derrame (hematoma) en la cabeza que le pudo haber quitado la vida”, declaró el letrado