Nadie sabe bien por qué pero Maru Botana últimamente ha dado un gran giro en cuanto a su imagen y se anima a más cosas. Aquella cocinera medio aniñada que parecía contar sus recetas como si les hablara a un grupo de chicos ahora ha soltado amarras y se convirtió en una mujer audaz, que se atreve a hacer cosas que antes hubieran resultado impensadas.
Así, es que hace algunas semanas, la famosa pateó el tablero y subió a sus redes sociales un video que “incendió” todos los espacios digitales. Con sus labios y su lengua, ella recorría una y otra vez un hielo largo y de forma muy sugerente, al que para colmo agarraba con las dos manos. Fue tan grande la repercusión que alcanzaron las imágenes que la “CM” de Maru intentó sacarlas de circulación, pero ella le dio la orden de que las dejara donde estaban, según Paparazzi.
La cuestión es que por algunos días todo el mundo habló del “destape de Maru” y de la sorpresa que había generado verla tan dedicada en esos menesteres. Hablaron famosos, actrices, modelos, conductores, panelistas, especialistas como sicólogos, médicos y sexólogos. Habían hablado todos, menos ella, que lo hizo ahora en un reportaje que le concedió a Moskita Muerta, donde volvió a sorprender con algunas consideraciones.
“Ese día me llamaron y me dijeron que era trending topic. Yo no lo podía creer, como tampoco podía creer el revuelo que se había armado” arrancó Maru, quien sin medias tintas ni dudas aseguró que “en Argentina los hombres están mal atendidos y las mujeres creían que yo era una monja”.
Sobre el episodio del que todos hablaron, Maru recordó que “Era una cosa dura que no se derretía y eso me parecía divertido, por eso hice la historia. No podía creer cómo los hombres fantasearon tanto con eso, se ve que están faltos de atención o la atención que reciben no es buena, no sé”, manifestó, aunque enseguida aclaró que “No lo puedo creer, jamás lo hice con la idea de generar algo así”.
“Me llamaba la atención el nivel de reacción que hubo. Me bajé del avión y me sacaban fotos, todos los hombres me miraban y yo me moría de vergüenza. Mis hijos se reían, uno me cargaba y el otro me retaba, la nena más inocente se reía de los memes, pero no los entendía”, comentó divertida la cocinera.