Al igual que el 2020, MasterChef Celebrity comienza a ver su recta final y propone, en cada nueva ronda, desafíos más difíciles y pruebas más complicadas para nivelar el desempeño de los actores, actrices, influencer, cantantes y demás figuras del espectáculo que han logrado hasta el momento mantenerse firmes frente a las hornallas.
En la última noche, el protagonismo y dirección se lo llevó Donato De Santis, por una edición dedicada a la comida italiana. Después de demostrar su talento en la hipnótica tarea de estirar una masa de pizza, les contó a los participantes que ese mismo día tendrían que enfrentarse a tres retos en una hora.
En la primera iban a tener que meter manos en la masa para un plato dulce. Fue cuando surgió el beneficio de Sofía Pachano, que había ganado el reto la semana anterior, y que pudo decidir a quienes otorgar las distintas recetas. Las dos elegidas eran de cannoli y de zeppole. Sofía eligió a Belu Lucius, Leticia Siciliani y Fede Bal para que se encargaran del cannoli, mientras que el otro plato le quedaba a ella. Pero seguramente la hija de Aníbal no esperaba una furiosa reacción de su parte.
“Sofi me la va a devolver, la veo venir, pero me la merezco… Yo igual creo que Sofi va a ser buena, además uno siempre tiene que pensar en lo que puede volver y yo creo que Fede se la puede volver fea”, dijo Leticia, que se sentía dolida por la “traición” de su colega “Bichi”, aunque ha sido más veces ella quien ha clavado el puñal. En cambio, Fede opinó distinto: “No es una estrategia, creo que Sofi quiere mostrar lo bien que cocina, entonces eligió la distinta, el plato distinto… Muy de Sofía Pachano esto”.
Pero más tarde, cuando tuvo que presentar su plato, el hijo de Carmen Barbieri no pudo mantener tanta compostura. Con apenas tiempo para terminar los cannolis de ricota, el participante cometió un error guiado por la desconfianza: llenarlos de azúcar impalpable. Aunque los ojos de los jurados demostraban desaprobación, los tres tuvieron que retractarse al probar su postre, cuyo sabor y consistencia estaban a la perfección.
El joven quiso entonces inventar alguna excusa, pero Germán Martitegui fue determinante: “Esa cantidad de azúcar impalpable es indefendible. Es sospechoso, por eso corrí todo el azúcar porque no te teníamos nada de fe y dijimos ‘qué miedo’ al verte. Es un milagro lo que hay debajo de la nieve esa”. Sin dejársela pasar, Fede sijo cortante en una entrevista posterior: “Indefendible creo que son las camisas que usa Germán”.