En el mundo del fútbol y de los medios de comunicación es casi imposible no vincular el nombre de Diego Maradona al de Guillermo Coppola. Entre el astro de la pelota y su ex representante siempre existió un fuerte vínculo afectivo –no exento de idas y vueltas- que mostró su lado más emotivo durante el entierro de ‘El 10’.
Recientemente el ex manager del astro argentino reveló la desgarradora emoción que lo inundó el día del último adiós a su gran amigo. Durante una entrevista radial para el programa Agarrate Catalina , Coppola compartió la sensación que lo embargó en el momento del entierro de los restos de Diego: “Yo quise dejar en un momento la manija del cajón, porque había muchos familiares. El entierro fue netamente familiar: sobrinos, hermanas, un hermano -faltaba Hugo-, Claudia, las nenas -Dalma, Gianinna y Jana-, el otro hijo (Diego Jr) no había llegado por una cuestión de una enfermedad, Verónica Ojeda... O sea, era un grupo familiar. Y me dijeron: ‘Nadie mejor que vos para llevar esa manija’”.
“Durante el trayecto, te juro, iba metiéndole insulto tras insulto. Le decía: ‘Me fallaste’. Sentía que me había fallado, porque en las charlas de amigos, sobre todo en Cuba, donde estuvimos cuatro años bastante solos, yo le decía: ‘El día que me lleves, acordate de pedir que sea alegre, que no me lloren, si nosotros celebramos la vida siempre, vivimos a lo grande, nos divertimos, vivimos buenas y malas, altas y bajas. No me abandones, llevame hasta el final’. Y él me decía: ‘Quedate tranquilo, viejo’. Y lo llevé yo. ¡Lo llevé yo!”, contó emocionado.
Luego Catalina le consultó por las declaraciones de Claudio “Turco” García sobre la muerte de Maradona, quien había sostenido que tenía la sensación de que el astro del fútbol se había dejado morir.
Ante esto, Coppola aseguró que “Yo lo escuché al Turquito... Diego lo quería mucho. Es un tipazo. Un tipo que te habla a corazón abierto, que ha tenido dificultades, que las ha afrontado, que nunca ha negado sus problemas... Podía ser como él dice, pero más que una decisión propia creo que tiró mucho de la cuerda. Él dejó eso que tanto mal le hizo durante el recorrido de su vida, la droga, pero después vino el alcohol. Y cuando no era el alcohol, eran las pastillas y los psicofármacos. Él no tenía un límite. ‘Comé una porción de pizza, no comas dos’. Y se comía cuarto”.
“Era un chico caprichoso. Pero, ¿qué pasa?: yo tenía el tiempo, el timing, la mayoría de las veces. Porque, había entre nosotros un amor especial. Un entendimiento. Él sabía que yo sufría cuando lo veía mal. Y él quería que yo esté bien”, sentenció.