Unas de sus principales habilidades es saber cómo destacarse en cada reality show en el que participa, ya sea Bailando por un sueño, La Academia, MasterChef Celebrity o Expedición Robinson, Rocío Marengo es consciente de los aspectos más magnéticos de su personalidad y no tiene miedo en explotarlos para conquistar al público.
Durante muchos años decidió resguardar su vida privada y protagonizar decenas de escándalos con colega. Algunos más ciertos que otros, pero todos fueron efectivos y la mantuvieron vigentes. Pero a la hora de hablar de sus vínculos amorosos, la rubia prefería callar: quería preservar su noviazgo con el empresario Eduardo Fort.
A lo largo de seis largos años, vivió un romance secreto con el empresario chocolatero y hermano del fallecido Ricardo Fort. Se sabía poco y nada de su realidad lejos de las cámaras, hasta que en 2018 se animó a contar la verdad. Pero más allá de la confirmación evitó al máximo asistir a eventos públicos con su pareja, dar entrevistas juntos o hacer producciones de fotos: cada uno se movía en su ambiente. Hasta esta semana.
Cansada de sentir que su novio no la apoya en su carrera, Marengo hizo un polémico descargo en la pista de ShowMatch. “Ocho años te banqué. Estoy hasta acá de todo, de tus tiempos, de tus bolas pesadas... No lo merezco. Es un hombre que después de ocho años no se la banca por mí y yo me banqué todas. Él por mensaje feliz y enamorado, pero no es eso: le pedí que por favor esté parado acá... ¿No querés venir? Chau, flaco”, manifestó fuera de sí.
Y con esa fuerte declaración marcó el regreso de “la vieja Marengo”, la mediática que todos conocemos. Porque después de ocho años pudo soltar a la fiera: esa que ganó cierta relevancia hace 20 años por un romance con Marley, algo que todavía no quedó claro si era genuino o no; la que se peleó con Cinthia Fernández por un empresario chileno y se animó a posar sin ropa en la revista Playboy. ¿De qué valió jugar a ser una persona distinta durante tanto tiempo? Hay un dicho popular que dice: “Aunque la moda se vista de seda, mona queda”.