Maru Botana es una madre feliz, dio a luz a ocho hijos y todos los argentinos hemos sido testigo del crecimiento de la familia formada con Bernardo Salas. Su vida ha pasado por la tele hasta la trágica pérdida de Facundo, cuando apenas tenía 8 meses de edad. La pastelera quedó en jaque pero hoy irradia buenas energías y felicidad por la vida de sus otros hijos.
La mayor, Sofía, acaba de debutar como modelo y Maru está más que orgullosa. Con 16 años y 1.71 metros, la adolescente se animó a protagonizar su primera una campaña para la nueva colección cápsula de Ricky Sarkany. Botana estuvo allí, en el detrás de escena para compartirle su eléctrica forma de ser.
“Cuando me veo súper seria en las fotos… ¡me da mucha risa!”, revela Sofía, quien comenzó en el mundo de la moda de casualidad, como un pasatiempo. “Confío en ella porque siempre estuvo muy bien plantada”, reveló en alguna oportunidad la cocinera que fue viral hace semanas atrás por compartir en Instagram un video en el que chupa un hielo.
“Me ponés una cámara y ¡no soy yo!, poso re seria. Parezco más grande. Después, cuando me veo, me tiento de risa”, suelta la mayor del clan Salas y suma: “La de las fotos no es esta chiquita con la que estás hablando. Soy una principiante”.
Sofía no está en búsqueda de una agencia de modelos que la represente sino que seguirá como hasta ahora, apoyándose en su mamá. Cuando su hija le confió su deseo de iniciar una carrera entre desfiles y flashes, Botana le sugirió “que pruebe con una producción de fotos en serio, para ver si realmente le gusta. Es como aquel que dice: ‘me gusta la cocina’, pero para confirmarlo tiene que pasar un buen rato entre el calor de los hornos y yendo de acá para allá”.
“Cuando era chica y venían a sacarnos fotos yo me quedaba un rato más charlando con los fotógrafos. Me re divertía todo eso. Después hubo un tiempo, en la pubertad, cuando me sentí más insegura”, sostiene La joven que acaba de dar su primer gran paso.
“Confío en ella porque es madura, positiva y responsable. Eso es muy importante”, confió Maru, una madre babosa y feliz de los hijos que crió.