Quien se hiciera famoso en “Volver al futuro”, Michael J. Fox, hoy tiene 59 años y pasa su tiempo con su pareja, Tracy Pollan y sus cuatro hijos. Hasta hace pocos años todavía hacía algunos papeles menores. En una nueva autobiografía reveló cómo superó sus momentos más oscuros.
En 1998 anunció al mundo que sufría Mal de Parkinson. Fue un shock. Era una estrella, luego del éxito de la serie televisiva Lazos familiares y de la inoxidable saga Volver al futuro. Durante años luchó contra la enfermedad, siempre con una sonrisa. Un ejemplo de resiliencia. En 2018, un tumor no canceroso le causaba un dolor horrible en todo el cuerpo. “Iba derecho a la parálisis si no me operaban. El tumor estaba contrayendo la médula [espinal], por lo que tenían que tener mucho cuidado al extirparlo para que no hicieran más daño”, le confesó a la revista People en una entrevista que fue tapa. La operación fue exitosa y Fox inició un proceso de cuatro meses en el que tuvo que aprender a caminar nuevamente.
Pero el momento más oscuro para él no había llegado. Ya recuperado, se fue de vacaciones con su familia a Martha’s Vineyard pero regresó solo a su departamento en Nueva York para poder filmar un cameo en una película de Spike Lee. La mañana en la que debía filmar, se cayó en la cocina y se rompió gravemente el brazo.
"Solo esperé. Estaba apoyado contra la pared de mi cocina, esperando a que llegara la ambulancia, y pensé: ‘Esto es lo más bajo que puedo’. Fue cuando cuestioné todo. No puedo poner una cara brillante en esto. No hay ningún lado positivo en esto, no hay ventajas. Esto es solo pesar y dolor ' , pensó mientras sentía que se esfumaba el optimismo con el que siempre había enfrentado todos los contratiempos de su vida.
"Parkinson, mi espalda, mi brazo... se suman a mover la aguja en el índice de miseria en comparación con lo que atraviesan algunas personas. Pensé, ¿Cómo puedo decirle a esta gente, "Mira el lado positivo. Las cosas van a ser geniales ", había comentado el actor.
Para Fox, ver reposiciones de televisión, especialmente programas de juegos de la década de 1970, mientras estaba confinado en la cama durante largos períodos de recuperación ayudó a cambiar su perspectiva. De a poco comenzó un camino de aceptación de lo que pasó y de agradecimiento de lo que tenía. “El optimismo es sostenible cuando uno vuelve a la gratitud, y lo que sigue es la aceptación. Aceptar que esto ha sucedido. No significa que no puedas esforzarte para cambiar. No significa que tengas que aceptarlo como un castigo o una penitencia, simplemente ponlo en el lugar que le corresponde y luego podrás seguir adelante”.