Uno de los tres invitados a la séptima edición del Ciclo de Encuentros de Los Andes, que giró en torno a la Educación Superior, fue el rector de UNCuyo, Daniel Pizzi.
En una charla más profunda, habló sobre las oportunidades que ofrece la vinculación con universidades de otros países, tanto para estudiantes como para docentes e investigadores; sobre los estudios de posgrado; y las dificultades que enfrentan los alumnos para terminar su carrera.
- Fueron anfitriones de la primera Feria Internacional de Educación Superior Argentina, ¿qué opciones abre para los alumnos universitarios este tipo de intercambio?
- Cuando un estudiante de tercer o cuarto año de Ingeniería, por ejemplo, nos plantea que quiere dedicarse a la nanotecnología, le ubicamos, a nivel internacional, cuál es la Universidad que tiene especialistas en ese área y con la que tenemos convenio de reciprocidad. Hay programas diseñados específicamente para la recepción de alumnos en las distintas universidades del mundo y tenemos convenios con 80 casas de estudios. Hoy reconocemos cuáles son las áreas débiles en nuestras unidades académicas, en función de lo que está ocurriendo en el mundo y de relevamientos propios, y a partir del contacto que tenemos con otras universidades detectamos donde están las contrapartes para enviar a nuestros estudiantes, profesores o investigadores.
- ¿En qué tipos de internacionalización quieren seguir avanzando?
- En dos niveles. Y en esto debemos destacar que hemos contado con ayuda del gobierno nacional para plantear un intercambio planificado, diseñado y homologado. Uno de ellos es el reconocimiento de tramos formativos, que permite que un estudiante nuestro curse algunas materias en una Universidad extranjera y cuando las aprueba allá, se le dan por aprobadas también acá. El segundo escalón, que se divide en educación superior y posgrado, es directamente la doble titulación. Quien lleva la delantera es Ingeniería, que ha diseñado carreras conjuntas con Francia, y cuando el chico se recibe acá o allá, tiene el doble título.
También vienen especialistas extranjeros, para el intercambio de conocimiento y realizar acuerdos de investigación conjunta. El lunes (mañana) llegan expertos alemanes a la Facultad de Ciencias Médicas, a trabajar con equipos locales de investigadores. Y el mismo día, un especialista en ordenamiento del territorio nos va a dar un seminario a los que hemos trabajado en el plan de ordenamiento territorial de Mendoza, para brindarnos indicadores de evaluación de la política pública.
- ¿Qué ocurre con la transferencia a la sociedad?
- Es un punto débil nuestro. Estamos avanzando en la innovación y la especialización, pero la investigación no sólo puede quedar en las universidades que participaron, sino que debe estar aplicada y con relación al medio local. Las grandes y medianas empresas e incluso algunas ONG acuden a las universidades con convenios específicos para que conjuntamente podamos hacer extensión e investigación. Es muy importante para la academia el hecho de relacionarnos en forma frecuente con lo que ocurre en la sociedad, con problemas específicos como el transporte, la energía, lo ambiental.
- Hoy el mercado demanda no sólo el título de grado, sino también maestrías y doctorados, ¿cómo se trabaja en la UNCuyo en esto?
- El tema de los doctorados es complejo desde el punto del vista del tiempo, de los recursos, de los sacrificios que tienen que hacer los doctorandos porque muchas clases son presenciales y después les cuesta mucho terminarlos y presentar la tesis. Después de mirar lo que ocurre a nivel internacional, nos dimos cuenta de que la actualización y la innovación se gestiona con mucha intensidad pero en períodos cortos, con actualizaciones de temas puntuales.
Nosotros tenemos el formato de la diplomatura, una instancia corta pero muy intensiva, para hacer un salto cualitativo de actualización de los contenidos que necesita el profesional o el mismo trabajador. Además, un doctorado o una maestría no dura menos de cuatro años y en algunas áreas, especialmente las que tienen un componente de innovación tecnológica, cuatro años es una eternidad.
- ¿Cuál es el tiempo de permanencia promedio del estudiante en la UNCuyo?
- Estamos en los 7 años. Es una exageración. Nosotros tenemos algo de culpa por la cantidad de contenidos que le damos a los estudiantes. En Agronomía, que es mi carrera, cuando terminé eran 31 materias; ahora tenemos 57. Han seguido agrandando contenidos pero no han sacado ninguno. Entonces, el término medio son 7 años y medio.
En Bolonia (Italia), en 5 años tienen un título de grado y de posgrado. Acá no sabemos elegir los contenidos de mínima que hay que darle al alumno para que rápidamente vaya a una especialización. Pero reconozco que hay una influencia muy fuerte del mercado, que no busca especialistas, sino profesionales que sepan hacer un poco de todo.
El otro dato es peor: de los que ingresan cuántos terminan. Estamos uno o dos puntos por encima de la media nacional. Entran 100 chicos y terminan 32.
- ¿Qué pueden hacer para revertir esta situación?
- Hoy tenemos un problema gravísimo, que está relacionado con las situaciones de contexto. Si el chico no tiene un escenario de acompañamiento y contención por parte de la familia, y una educación media más o menos buena, es muy difícil, primero, que ingrese a la Universidad, y segundo, que termine en tiempo y forma.
Nosotros ofrecemos cursos de nivelación en todas las unidades académicas para los ingresantes, dedicamos un presupuesto de 78 millones de pesos al área de Bienestar estudiantil, que ofrece becas de residencia, de pasajes, de comedor, de promoción para el egreso. Lo complicado es lograr un equilibrio entre inclusión y calidad, pero estoy seguro de que si no hubiese educación pública gratuita, la mitad de los egresados que tenemos no terminaría.
Perfil
Cargo
Rector de la UNCuyo
Profesión
Ingeniero agrónomo
Especialista en Docencia Universitaria, profesor asociado de la cátedra de Economía y Política Agraria de la Facultad de Ciencias Agrarias e investigador. Rector desde 2014, el primero elegido por voto directo.
Entre 2008 y 2014 fue secretario de Desarrollo y durante tres períodos, director del Departamento de Ciencias Socioeconómicas de la Facultad de Ciencias Agrarias.
Fue gerente general de la Fundación Instituto de Desarrollo Rural entre 2000 y 2003, y subsecretario de Programación Económica del Ministerio de Economía entre 2003 y 2007.