Pese a lo que pueda llegar a anticipar su apellido, David English (48) es estadounidense y habla muy bien el español. Se destaca por su simpatía y su calidez, que desembocan en una verborragia impensada para alguien con quien uno se reúne por primera vez. Y, al mismo tiempo, en una charla que cualquiera desearía que no llegara nunca a su fin.
Este hombre, nacido en Tenesse, vive en Mendoza hace casi 17 años y llegó a nuestra provincia luego de haber sobrevivido al trágico atentado del 11 de setiembre de 2001 en el World Trade Center (Nueva York). El domingo pasado English publicó en Clarín una carta abierta en la que se refirió -sin escatimar halagos- a la hospitalidad de los argentinos y a todas las virtudes que encuentra en el país y más exactamente en Mendoza. Esos son, precisamente, los detalles que lo han llevado a sentirse un argentino más y a ni siquiera pensar en volvers a su país natal.
"Una vez al año voy a Estados Unidos por 10 días a visitar a mi familia. Pero lo hago como turista, veo mi propio país con ojos de extranjero. Y apenas llego ya estoy extrañando a mis amigos", resume a Los Andes con su buena onda característica.
Un cambio drástico
"Cuando sentí el primer avión chocando contra la primera torre y cuando vi el segundo avión estrellándose prácticamente sobre mi cabeza, mi sensación inmediata fue la de cambiar drásticamente mi estilo de vida. No podía creer, por ejemplo, que mientras eso ocurría ; en la zona de Manhattan había gente que seguía jugando al tenis sin importarles siquiera qué pasaba", detalla recordando incluso lo triste de esa postal.
¿Por qué Mendoza para su nueva vida? "Por la combinación de una economía muy diversificada. Y todo lo que Mendoza ofrece en cuanto a ubicación, clima, montañas y la industria vitivinícola", responde con sus propias palabras y un destacable español.
“Un pibe de barrio”
David trabaja haciendo contactos académicos entre universidades de Estados Unidos y casas de estudios locales. Además, se dedica a asesorar a extranjeros que compran -o quieren comprar- viñedos, especialmente en el Valle de Uco, Luján y Maipú.
"La primera vez que vine a Argentina fue en 1998. Estuve por Mendoza y casi toda la Patagonia y me enamoré. Apenas pasó lo del 11-S no lo pensé dos veces. Ya tenía planes de volver de vacaciones. Pero cambié de planes y decidí instalarme", contó el hombre. En setiembre de 2002 -un año después del atentado y luego de ahorrar lo suficiente como para poder radicarse en Argentina- English llegó a Mendoza para quedarse.
"Siempre destaco los aspectos positivos de los argentinos. Veo que tienen una visión optimista pese a cualquier cosa que esté pasando. Hay solidaridad, tolerancia, buen trato a los extranjeros e inmigrantes en general. A mí en Inglaterra, en Canadá y en Australia me han insultado sólamente por ser norteamericano. Acá eso no pasa.
Esa hospitalidad se ve con cualquier ciudadano que llega, como pueden ser los venezolanos y los sirios”, se explayó con orgullo. David vive en la Sexta Sección (Ciudad) y tiene una marcada fascinación por el barrio, los vecinos y esas “5 o 6 familias” que lo hicieron sentir como en casa desde el primer día.
"Tampoco es que soy un multimillonario yanqui que vino a comprar terrenos. Soy un chico de barrio, mis amigos son de ahí. Y tengo amigos de todo tipo", destacó. Incluso, tiene un hijo de 8 años con una mujer mendocina. Si bien está separado, mantienen una buena relación.
"Nos juntamos a comer asados, nos llevamos bien porque pensamos primero que nada en nuestro hijo. Y eso es algo que también me llama la atención y no pasa en otros países", agregó, insistiendo una y otra vez en la calidad humana de los mendocinos.
Sobreviviente
El atentado en las Torres Gemelas marcó un antes y un después en la vida de David English. "Esa mañana yo estaba en mi oficina, que quedaba en el edificio de al lado de las torres. Cuando se estrelló el primer avión, yo iba bajando en el ascensor. Me disponía a ir a una reunión en la sede central de un banco y pensamos que era una avioneta de alguien que había tenido un accidente; en Nueva York son muy comunes esas cosas", rememoró sobre aquella fatídica mañana.
Y agregó: "Pero a los 20 minutos se estrelló el segundo avión y ahí me di cuenta de que había sido un atentado. Apenas pasó, sentí que tenía que venir". "Aquí (en Mendoza) cambió mi vida para mejor. Estoy convencido que mi calidad de vida aquí es mejor de lo que hubiese sido si me quedaba allá", continuó English, quien por aquellos años trabajaba como asesor en tecnología.
Antes de mudarse y de disfrutar de los paisajes y bodegas locales, English vivió unos años en Japón (sin contar los otros países por los que viajó).
La carta abierta de un buen “argento”
De no ser por el inglés que se cuela entre sus frases sobre todo algunos "because" (porque)- y por los rasgos nórdicos de su rostro, David English pasa como el argentino más argentino del mundo. Ni hablar si uno lee aquella carta resaltando los valores argentinos que publicó el diario Clarín hace una semana. O si se lo escucha hablando de "la Sexta" con tanta pasión.
Su madre todavía vive en Nashville (Tenesse), aunque la mujer viene a Mendoza 4 o 5 meses en el año. "A raíz del artículo que publiqué me ha escrito gente de distintas partes del mundo. Muchos mendocinos o argentinos que viven acá, que viven afuera o que están pensando en irse. Me dicen que soy muy afortunado de vivir en Mendoza
y que, como extranjero, les he hecho ver muchas cosas que ellos no ven. Creo que el éxito y la vida que tengo acá es un ejemplo de la calidad humana de los argentinos", reflexionó en voz alta.
David no vive en un foco -como suele decirse-, por lo que no niega los problemas más importantes por los que atraviesa hoy el país. Pero, eso no lo lleva a cambiar su perspectiva. "No niego la inseguridad, la inflación o la pobreza. Tampoco que el porteño es agrandado (ríe). Pero yo siento más lo bueno, soy optimista y creo que es la forma de avanzar. Veo el vaso la mitad lleno, siempre", sintetizó sonriendo y -literalmente- observando su vaso de agua con gas servido hasta la mitad.