Hacer una cirugía del cerebro antes de hacerla. Con esa idea como faro, la UNCUYO inició el desarrollo de un simulador de realidad virtual para que los estudiantes y médicos en formación aprendan y practiquen las técnicas de la neurocirugía antes de intervenir a un paciente.
El impulsor de la iniciativa es el neurocirujano y profesor de la Facultad de Ciencias Médicas Fabián Cremaschi. La razón es sencilla: es un apasionado de la medicina, pero también de la tecnología, y combina ambas pasiones en cada una de las intervenciones que realiza.
El especialista está convencido de que los profesionales mendocinos pueden desarrollar el prototipo del simulador. Cremaschi planteó el proyecto a las autoridades, que lo apoyaron y decidieron impulsarlo. El objetivo de máxima es tener listo este año un prototipo del simulador, parte del cual se financiará con fondos que obtuvo la UNCUYO luego de ganar una convocatoria de la Secretaría de Políticas Universitarias, dependiente del Ministerio de Educación.
El profesional tiene la certeza de que la neurocirugía es solo el punto de arranque. Explicó que una vez que esté listo el prototipo, el simulador se podrá utilizar para practicar intervenciones de clínica general y de cualquier otra especialidad. Del mismo modo, planteó que Mendoza será solo el primer paso, ya que una vez que esté listo el sistema, se podrá impulsar desde la universidad hacia otras provincias.
"Empezamos por la neurocirugía porque es mi especialidad, pero una vez que tengamos lo que se llama leading case (el caso líder o testigo) y esté aceitado el proceso, pretendemos convocar a otros colegas para aplicar la realidad virtual a cirugía general, ginecológica, cardiovascular o cualquier otra especialidad, e involucrar, por supuesto, al Hospital Universitario", comentó.
Las autoridades también aceptaron otra propuesta de Cremaschi: que el desarrollo del prototipo sea enteramente local. Si bien esta tecnología se puede importar, el médico está convencido de que los profesionales mendocinos tienen capacidad suficiente para crear el simulador.
El profesor comentó que la realidad virtual se utiliza desde hace años en neurocirugía, teniendo en cuenta que los médicos novatos y los residentes necesitan operar una cierta cantidad de veces para aprender y practicar las técnicas. Si bien en las primeras intervenciones están siempre acompañados por profesionales de mayor experiencia, se demostró que el uso de estos simuladores les permite acelerar la curva de aprendizaje y llegar mejor preparados a la sala de operaciones.
Cirugías a medida
Cremaschi utilizada tecnología de punta en muchas de las operaciones que realiza y siempre está acompañado por técnicos e ingenieros, porque solo no podría manejar la aparatología. Es especialista en neurocirugía funcional, una rama que trata quirúrgicamente enfermedades que implican un mal funcionamiento del circuito cerebral. Si bien estas no se ven, como sucede con un tumor, están y afectan la calidad de vida del paciente. Es lo que ocurre en casos de parkinson, temblor esencial benigno, distonía, síndrome de Tourette y enfermedades psiquiátricas, entre otras.
En este tipo de operaciones, el profesional utiliza la técnica de electrodos cerebrales profundos, que consiste en colocar una especie de chip en el cerebro del paciente conectado a un generador de corriente eléctrica, que hace que el circuito funcione bien. Es el equivalente al marcapasos cardíaco.
Estas cirugías son de precisión y se hacen a medida, es decir que el médico es un modisto que cose un traje para un cerebro específico, el del paciente. Es ahí donde la tecnología tiene un papel clave, porque es la herramienta que permite hacer un mapa de ese cerebro en tiempo real , analizar sobre la base de cinco datos (a través de una especie de GPS) cuál es el punto exacto donde el modisto debe enhebrar ese chip e incluso hacer pruebas antes de concluir la operación, mientras el paciente está sedado pero consciente, para comprobar que –por ejemplo– recuperó una función.
Aunque a simple vista parezcan conceptos contradictorios, Cremaschi aseguró que en cada operación se utiliza la mejor y última tecnología al servicio del trabajo artesanal que realiza el neurocirujano. Justamente, ese es el concepto que se busca replicar con el simulador, porque los estudiantes y médicos novatos se colocarán un casco y operarán un cerebro en forma virtual, para practicar las técnicas que les permitan adquirir destreza en esa labor a medida, única y artesanal.
Tres proyectos en marcha
Al proyecto del simulador virtual se suman otros dos, para los cuales los profesionales se presentaron a distintas convocatorias para obtener financiamiento.
Una de las iniciativas prevé la utilización de inteligencia artificial para estudiar las señales que emiten los músculos de pacientes con parkinson, con la idea de determinar las características del temblor. La segunda iniciativa busca hacer prótesis de miembros superiores impresas en 3D, que se realizarán antes de la operación, para lo cual es necesario apelar a los saberes de la mecatrónica y la robótica.
Mendoza, a la vanguardia
En Mendoza existe un buen nivel, tanto en la parte médica como tecnológica, para realizar este tipo de operaciones complejas. En cuanto a la tecnología, comentó que en la provincia se utiliza la misma aparatología que en todo el mundo y que en el país hay tres empresas que la fabrican.
A modo de ejemplo, una parte del equipo que él mismo utiliza es brasilero (el marco estereotáctico que se coloca alrededor de la cabeza del paciente), pero el software es argentino. El médico opera en entidades públicas y privadas, ya que el equipo que utiliza es portable, lo que le permite trasladarlo sin problemas.
Los incas, los primeros neurocirujanos
Más allá del aporte de la tecnología, las operaciones del cerebro no son nuevas, tienen más de 5000 años de historia. Los incas intervenían a los "endemoniados" (se cree que eran epilépticos) con un elemento denominado Tumi, que actualmente es el símbolo de entidades científicas, como la Sociedad Latinoamericana de Neurocirugía.
Esta pieza, de la que existen muchos ejemplares en museos de Perú, es una especie de cuchillo que en uno de sus extremos tiene una hoja cortante en forma semicircular. Con ella, los incas operaban a los heridos con traumatismos craneales, practicando cortes y extracciones de la parte dañada.
Las piezas arqueológicas demuestran que muchos de los pacientes sobrevivieron a estas intervenciones, ya que en los cráneos se pueden apreciar las heridas cicatrizadas.